IRLANDA
Viaje a la Irlanda celta
Dicen que la vida celta es la vida lenta y, dado que el slowlife está de moda, te animamos a descubrirla ¿dónde? En Irlanda, claro.
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Tanto si eres un amante de los viajes en el tiempo que te permiten conocer de dónde venimos como si lo tuyo es el turismo rural y tranquilo o el afterwork de pub, música y cerveza, la irlanda celta te va a enamorar y es que conquista sin remedio a quienes viajan sin prisa y sin pausa, lenta y placenteramente, a los que pasan de los tours que te permiten visitar 7 países en 7 días y prefieren vivir menos experiencias pero hacerlo de un modo más intenso y tranquilo.
¿Y cuáles son las experiencias irlandesas que te permitirán conocer la Irlanda celta e incluso vivir gozando de su estilo de vida slow? Te proponemos cinco:
Visitar una granja de pastoreo
Hay granjas irlandesas que mantienen la tradición del pastoreo como antaño y son, además, unos anfitriones de escándalo para quienes los visitan: podrás salir al campo con los pastores y sus perros para recorrer las zonas de pasto moviendo al rebaño de un lugar a otro ¿dónde podrás vivir esta experiencia? En las montañas de Burren (Condado de Clare), en Streedagh (Condado de Sligo), en el valle de Caherconnell o en las montañas de Wicklow donde podrás, además, conocer a un adiestrador de perros pastores (los border collies).
Visitar un poblado gaélico
El Pueblo Folclórico (Folk Village) de Glencolmcille pasa por ser el mejor museo de historia viva de toda Irlanda; varias de sus cabañas con techo de paja, concretamente las que están ubicadas en la ladera con de la montaña con vistas a la playa de Glen Bay, forman el Museo Folk Village y recorrerlas es realmente una experiencia inolvidable; este pueblo fue diseñado, construido y mantenido por la población local y nos permite acercarnos a la vida rural irlandesa del siglo XVIII al XX; visitar este lugar es viajar en el tiempo, zambullirse en la historia de Irlanda y disfrutar, por supuesto, con talleres de artesanía y eventos de música tradicional irlandesa.
Participar en unas Olimpiadas Gaélicas
¿Sabías que en Irlanda, además de jugarse al golf, al balonmano o al rugby también se disfruta del hurling, que es el deporte de campo más antiguo y rápido del mundo, del fútbol gaélico que es algo así como una mezcla de fútbol, baloncesto y rugby, y de otros como el camogie y el rounders? Si eres un amante del deporte el mejor modo de que descubras todos estos sugerentes deportes es regalándote una experiencia deportiva única, unos Juegos Gaélicos, la única experiencia que te permitirá conocer Irlanda a través de sus tradiciones deportivas.
Y no creas que te resultará difícil encontrar un lugar en el que satisfacer tu curiosidad deportiva e irlandesa, son muchos los lugares de la isla en los que podrás hacerlo, algunos tan conocidos como la ciudad de Belfast.
Aprender a bailar e incluso a tocar algún instrumento como un irlandés
Si más que curiosidad deportiva lo que tienes es curiosidad musical, pon rumbo a Kilkenny porque allí, en el pub Malzard-O'Gradys, podrás aprender a bailar y a tocar algún instrumento tradicional como un auténtico irlandés. Y no creas que será todo cantar y bailar... descubrirás leyendas gaélicas a través de sus relatos mágicos cargados de drama, suspense y humor y por supuesto catarás las mejores pintas de Irlanda. Eso además de aprender a tocar el bodhran, la flauta o el pandero como un gaélico (o intentarlo, al menos).
Aprender recolectar y preparar algas como los primeros gaélicos
Cabe que te sorprenda saber que los gaélicos ya comían algas, vamos, que no es solo una tradición oriental y una moda del S.XXI; si quieres conocer la gastronomía ancestral irlandesa, cosa que sin duda querrás porque conocer bien un lugar que visitas incluye también descubrir sus texturas y sabores a través de su gastronomía, no se nos ocurre nada mejor que una experiencia a disfrutar en el condado de Clare, en Wild Kitchen: consiste en disfrutar de la recolección de algas en un paisaje costero espectacular aprendiendo a distinguir las comestibles de la que no lo son; y no aprenderás sólo a recolectarlas sino también a secarlas, conservarlas y almacenarlas primero y después a cocinarlas y degustarlas.
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