En la isla de Jeju
Vive la magia del fuego en Corea
Desde el 6 al 8 de marzo en la isla de Jeju, en Corea del Sur, tiene lugar el Festival del Fuego Deulbul, un evento que se celebra en la primera luna llena del año y marca la abundancia de la cosecha y el transcurso de un año saludable.
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Este festival está inspirado en la antigua costumbre por la cual los granjeros de Jeju encendían fuego a sus campos, como una forma de acabar con los insectos para que su ganado pudieran alimentarse de la hierba. Poniéndonos en situación, la isla Jeju ostenta los reconocimientos de Patrimonio Natural de la Humanidad, Geoparque Global y Reserva de la Biosfera, otorgados por la Unesco. En 2011, Jeju fue elegida como una de las nuevas 7 maravillas naturales del mundo. ¿Qué la hace tan especial? La isla es de origen volcánico y sus cuevas de lava comprenden tres sitios que ocupan 18.846 hectáreas. El Geomunoreum, considerado como un sistema de cuevas de lava, con sus multicolores techos de carbonato, y sus pisos y paredes de lava oscura; el impresionante cráter Seongsan Ilchulbong en forma de fortaleza donde nace el sol, y Hallasan, la montaña más alta de Corea del Sur, con cascadas y formaciones de roca multiformes y sus pequeños lagos en el cráter. Y es en el cono volcánico Saebyeol Oreum donde quienes acuden al Jeongwol Daeboreum Fire Festival (o simplemente, Festival del Fuego) donde la gente enciende fuego y reza por la felicidad.
Empezando por el principio, el festival comienza encendiendo un fuego como señal y recorriendo todos los lugares de Jeju, y termina con el evento “Oreum Bul Noki” (Prender fuego en la Montaña Oreum), que consiste en situar hogueras por los alrededores de la montaña. Además, durante el festival se llevan a cabo diversos espectáculos y experiencias, entre ellos hacer chispas con pedernal, rituales de oración para una buena cosecha, una canción folklórica tradicional llamada Hanmadang, manifestaciones culturales de labranza de vacas y caballos y fuegos artificiales, entre otros.
Pero el Festival del Fuego no es la única razón por la que visitar Jeju. La isla está ubicada a 64 kilómetros hacia el Sur de la península coreana, a tan sólo una hora de vuelo desde Seúl. Es un lugar mágico, de extraordinaria belleza. Jeju es un punto de encuentro de negocios internacional y ofrece actividades recreativas, con sus impresionantes vistas, un clima templado, una cultura tradicional única y sin industrialización. En la isla existen características culturales que distinguen a su población del resto de Corea, probablemente debidas al aislamiento geográfico. Así, hay miles de leyendas locales. Los Dol hareubang (Abuelos de piedra) son el distintivo cultural más claro; se trata de esculturas en bloques de lava, que llegan hasta los 3 metros de altura y que se encuentran por toda la isla. Se les considera dioses que ofrecen protección y fertilidad.
La isla se formó hace cientos de millones de años, como consecuencia de erupciones volcánicas, y se compone fundamentalmente de basalto y de lava. Tiene un clima subtropical, más cálido que el del resto del país, en el que se distinguen cuatro estaciones; parte del verano es lluvioso, y el invierno es muy seco.
Los turistas pueden disfrutar de Jeju durante las cuatro estaciones con colores especiales de la naturaleza: brillantes flores amarillas en primavera, que se extienden por toda la isla; las vistas de las playas doradas y del mar en verano, el castaño claro de las cañas de eulalias en otoño y el blanco de los hermosos copos de nieve de la Montaña Hallasan en invierno. Los amantes del deporte podrán practicar senderismo, ciclismo, parapente, submarinismo, windsurf, caza, equitación, natación y excursión en barco.
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