Deliciosa propuesta gastronómica
5 hoteles para chuparse los dedos
La leyenda cuenta que no era muy recomendable enfrentarse a los platos y menús en los restaurantes de los hoteles, pero el boom gastronómico ha echado por tierra esa idea: hay vida gastronómica, y mucha, en estos cinco establecimientos.
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1. Atrio Restaurante Hotel. En una de esas encantadoras calles empedradas de la ciudad amurallada de Cáceres se levanta Atrio, obra de los arquitectos Luis Moreno Mansilla y Emilio Tuñón Álvarez. Un diseño contemporáneo que se despliega con naturalidad a lo largo de sus 14 habitaciones, espacios comunes tachonados de obras de arte y, por supuesto, en el comedor, donde imparten cátedra Toño Pérez (dos estrellas Michelin) en los fogones y José Polo como jefe de sala y a cargo de una de las mejores bodegas de España (visitarla de su mano es un placer de obligado cumplimiento al alojarse). En los platos, sutil creatividad sin olvidarse de los grandes productos extremeños, como el jamón, la torta del Casar, el cordero, las criadillas, las setas o la caza.
2. Echaurren. De modesta parada de carruajes en el siglo XVI a exquisito restaurante-hotel enclavado en la localidad riojana de Ezcaray (culebreen por sus calles y acérquense al taller de mantas ezcaray, merece la pena). Echaurren es un acogedor y elegante hotel boutique diseñado por el estudio Picado de Blas, en el que las líneas geométricas juegan con los materiales reciclados. Y también es un lugar para disfrutar como un enano con la comida. En el comedor tradicional manda Marisa Sánchez, que ya en los 50 revolucionó el recetario tradicional riojano (sus croquetas son míticas); y, puerta con puerta, se encuentra El Portal de Echaurren, donde su hijo, Francis Paniego (dos estrellas Michelin) desarrolla una cocina de vanguardia a través de dos menús degustación: Miradas a esta tierra (inspirada en la naturaleza circundante) y Desde las entrañas, es decir, entresijos, asaduras, entrañas.
3. Mas de Torrent. Este hotel y spa se ubica en una auténtica y antigua masía catalana del siglo XVIII que, en 1988, la familia Figueras decidió restaurarla pero conservando la fachada y los arcos interiores (la recepción corresponde a lo que antes eran las cuadras). 38 suites decoradas cada una a su aire, unas con jardines, otras con piscina privada, algunas ecológicas y sostenibles (la Nature Suite) y, claro, el spa, el mejor lugar del Empordá para relajarse. Fina Puigdevall (dos estrellas Michelin en su restaurante Les Cols, en Olot) asesora gastronómicamente el fantástico restaurante Mas de Torrent. Su cocina apuesta por la filosofía km0, por el paisaje y la estacionalidad, ligada a la cultura culinaria catalana. Como detalle visual, el restaurante está decorado con una colección única de tapetes de 1972 realizada en homenaje a Picasso y firmados por, entre otros, Neruda, Alberti, Miró, Tàpies, Subirach, Hartung o Delauney.
4. Abadía Retuerta Le Domaine. Como su nombre muy bien expresa, este hotel-restaurante enclavado en Sardón de Duero (Valladolid) ocupa una abadía del siglo XII declarada Bien de Interés Cultural y galardonada con el premio Europa Nostra por su magnífica restauración. Tras sus muros se levantan 27 habitaciones dobles y 3 suites (ubicadas en las antiguas caballerizas) que mezclan el diseño contemporáneo con pinceladas románicas y góticas. Bajo el asesoramiento gastronómico de Andoni Luis Aduriz (Mugaritz, dos estrellas Michelin), el chef Marc Segarra basa su propuesta en una visión creativa de la tradición y el uso de ingredientes locales (brotes, hierbas y verduras del huerto del dominio). En El Refectorio, cocina contemporánea (cuenta con una estrella Michelin) apoyada en los productos locales; y en la Vinoteca, recetario tradicional de tapas. Todo ello maridado con el propio vino Abadía Retuerta. Si se acerca a este lugar, dese un garbeo por las viñas.
5. Hesperia Madrid-Santceloni. Este céntrico hotel-restaurante madrileño está a punto de caramelo. Este año celebra su quince aniversario y unos días finaliza el rediseño de toda su parte gastronómica. Un cinco estrellas con 7 habitaciones (donde el lujo va in crescendo) en el que brilla con luz propia su restaurante, Santceloni, bajo la batuta de Óscar Velasco (dos estrellas Michelin). Para celebrar el cumpleaños, el chef ha elaborado Los Imprescindibles de Santceloni, un menú anclado en la temporalidad que recorre sus must: jarrete de ternera lechal, guisantes del Maresme y bacalao con pil pil de jamón de bellota, entre otras propuestas. A los postres, la Panna Cotta de hinojo, aguacate y limón (creación de la chef pastelera Montse Abellá) y una mesa de quesos con más de 300 referencias que es ya un icono culinario en Madrid. ¿Es o no es para chuparse los dedos?
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