TARRAGONA
Arco de Bará: ¿dónde podemos encontrarlo y por qué se erigió?
Viajamos hasta la provincia de Tarragona para conocer la sorprendente historia que esconde el Arco de Bará. ¡No te dejará indiferente!
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Es el momento más que perfecto para poner rumbo hasta Roda de Bará, en la provincia de Tarragona, de conocer la sorprendente historia que esconde nada más y nada menos que el Arco de Bará. Para comenzar, debemos saber que se construyó a finales del siglo I a.C, sobre la Vía Augusta.
A pesar de todo, la imagen que encontramos en la actualidad, no es la misma de su origen. A lo largo de los siglos, este Arco de Bará ha sido protagonista de constantes modificaciones. No solamente el paso del tiempo provocó cierto deterioro, sino que también se hicieron diversas restauraciones un tanto desafortunadas. Es más, la integridad de este monumento peligró considerablemente.
En la actualidad, el Arco de Bará lo encontramos pasando por la carretera N-340. En 1998, se realizó una amplia e intensa restauración, que fue el resultado de un meticuloso trabajo de investigación, siendo el reconocido arqueólogo Xavier Dupré el que estaba al mando de este proyecto.
Debemos tener en cuenta, a su vez, que este Arco está incompleto. Y es que todo apunta a que, en el cuerpo superior de este importante y sorprendente monumento, había varias esculturas donde, en teoría no solamente estaba representado Augusto, sino también varios miembros de su familia.
El Arco de Bará, a través de su historia
Debemos viajar al año 27 a.C. Por aquel entonces, el emperador Augusto dio orden de comenzar una reforma administrativa que provocó que Tarraco pasase a ser capital de Hispania Citerior. Por si fuera poco, Augusto también dio un paso más allá: reformar la red de vías. Esto hizo posible que la vía Hercúlea cambiase, a su paso por Tárraco. Desde ese momento, pasó a denominarse Vía Augusta.
Al sur, esta vía nos llevaría hasta Cádiz y, al norte, hasta los Pirineos. No es ningún secreto que la huella que este emperador dejó en Tárraco es absolutamente sorprendente. Tras estar en esta ciudad desde el 27 al 25 a.C., se convirtió en el lugar que Augusto siempre había soñado. No solamente se erigió un teatro, sino también un imponente templo.
Dentro de este marco, se dio el paso de construir el Arco de Bará, en la Vía Augusta, para honrar a este conocido emperador. No es ningún secreto que este tipo de construcciones son denominadas como Arcos del Triunfo, pero no siempre se erigían para recordar una victoria militar. Es más conocido como arco honorífico.
Un detalle a tener en cuenta se halla en la parte superior del arco, donde encontramos unos restos de una inscripción en los que se asegura que Lucio Licino Sura dejó, en su testamento, la orden de erigir un arco. Al parecer, este Arco se erigió con un doble fin: honrar al emperador y conservar la memoria de su nombre para siempre.
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