BENIDORM
Benidorm no es tan fiero como lo pintan
Una cosa es ver Benidorm de lejos o por televisión y otra bien distinta pasear su casco histórico y su barrio inglés y nadar en sus playas.
Publicidad
Si eres de los que este verano ha disfrutado de la serie de Antena 3 Benidorm, seguro que también eres de los que no ha podido reprimir una sonrisa cuando los vascos amigos fúnebres del protagonista llegan a la icónica ciudad alicantina refiriéndose a ella como una 'cementada' y es que en cierto modo lo es, pero solo en cierto modo porque si bien lo que hace diferente a Benidorm de cualquier otro enclave mediterráneo son principalmente sus rascacielos, Benidorm no es una gran ciudad ni tampoco una ciudad pequeña, es decir, no es como Barcelona o Valencia ni como San Sebastián o La Coruña. Benidorm es único.
Como ciudad costera cuenta con importantes rascacielos y con sus paseos marítimos, como pueblo mediterráneo cuenta con su bello casco histórico y sus miradores y como enclave turístico es un crisol de nacionalidades e idiomas; todo ello en su conjunto es lo que hace que Benidorm sea un lugar diferente y único que, además, sorprende porque cuando lo visitas por primera vez crees que llegas a un lugar del que ya lo sabes todo y cuando te vas lo haces sabiendo que te queda mucho por descubrir de esta interesante localidad.
En Benidorm no hay discusión en cuanto al idioma, aquí se habla todo y al decir todo queremos decir... todo: castellano, valenciano, inglés (mucho inglés, incluso este verano en el que los turistas ingleses no llegaron a Benidorm en masa como solían hacer), francés (seguro que más de lo que imaginas), lenguas árabes, ruso, italiano...
Además de ser un Babel moderno Benidorm es también muy diverso en cuanto a las gentes que lo visitan y te puedes encontrar con la misma facilidad a un par de abuelos motorizados por la acera que a un grupo de estudiantes de viaje de fiesta; las playas son magníficas, la oferta gastronómica estupenda, la zona de shopping en el casco antiguo de pecado y los miradores... inolvidables.
En Benidorm te haces pronto al ritmo mediterráneo y vacacional, disfrutas de la playa desde horas bien tempranas (no como si estuvieras en el Caribe pero casi), a mediodía, cuando más gente se planta bajo la sombrilla, te escapas al restaurante o al chiringuito a disfrutar de una paella y de una cerveza bien fría y cuando a media tarde los franceses y los ingleses se alejan de la playa dejando espacio regresas para disfrutarla hasta que se ponga el sol porque la temperatura del agua anima a ello.
La noche es animada y divertida tanto si quieres ir de garitos como si solo buscas pasear tranquilamente y disfrutar de un helado (o dos). Así que no, no Benidorm no es tan fiero como lo pintan, es más, cuando lo conoces resulta de lo más disfrutable... Y si lo vivimos así en agosto, seguro que en septiembre, ahora que el grueso de turistas se ha marchado ya, es todavía mejor... Eso sí, no regreses a casa sin haber disfrutado (y haberte hecho la correspondiente foto) en el Balcón Mediterráneo, sin visitar Aqualandia y atreverte alguna de las atracciones acuáticas más brutales que puedes encontrar en Europa y, por supuesto, sin visitar y disfrutar las magníficas playas de Levante y Poniente o coquetas calas como la del Tío Tximo.
Publicidad