Costa Brava
Calas de la Costa Brava para disfrutar del fin del verano
Si quieres aprovechar los últimos días de sol en la Costa Brava, apunta estas calas para no perdértelas.
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Este verano ha sido un poco extraño para todos y, quizá, los próximos también lo sean un poco. Pero por esa misma razón escaparte un fin de semana a finales de septiembre a la Costa Brava no sea mala idea. Esa zona, por norma general, está repleta de turistas que quieren disfrutar del sol y la playa de la costa de Girona. Pero este año han venido pocos viajeros de fuera del país. Y eso, sumado a que el verano se está terminando, significa que las calas de la Costa Brava no van a estar tan masificadas como de costumbre.
Así, si quieres disfrutar de los últimos días de verano bañandote en el Mediterráneo, tienes muchísimas opciones. Pero en este caso vamos a centrarnos en nombrar algunas calitas de ensueño de la Costa Brava. Por ejemplo, si hablamos de Begur debes saber que cuenta con varias calas súper bonitas. Por ejemplo está la cala Sa Tuna, que es de arena gruesa y se encuentra algo alejada del núcleo urbano. Pero más bonita todavía es la cala Illa Roja. Recibe su nombre por una gran roca que tiene junto a la orilla del mar y que es de color rojizo.
Nos vamos ahora hasta Tossa de Mar, localidad de la que sin lugar a dudas destacaría dos de sus calas. Por una parte, ideal para terminar el verano es la Cala Futadera. Rodeada de formaciones rocosas, de aguas transparentes y arena gruesa, no cuenta con ningún servicio y es perfecta para ir por las mañanas. No es raro que cerca de la orilla haya yates, pues una de las formas de llegar hasta ella es en barco.
Por otro parte la cala Pola de Tossa de Mar es también superbonita. Tampoco tiene servicios, aunque para llegar hasta ella se atraviesa un camping. Rodeada también por formaciones rocosas, cuenta con arena formada por pequeñas piedrecitas, y es todo un contraste para la vista. El beige de la arena, el turquesa del agua, el marrón de las rocas y el verde de la mucha vegetación que hay sobre ellas.
Dejamos de lado Tossa de Mar y nos vamos hasta Palamós. Como todos los pueblos de la Costa Brava tiene muchas calitas, pero de aquí destacaré sin dudarlo la Cala s'Alguer. ¿Por qué? Porque cuando la visites, además de darte un chapuzón, disfrutarás de un paisaje precioso creado gracias al montón de barquitas que hay en la cala y a las casitas coloridas de los pescadores que se levantan junto a la orilla del mar. Cala Estreta tampoco está nada mal.
De Cadaqués, considerado uno de los pueblos más bonitos de la Costa Brava, te nombraré la cala Jugadora, pues desde allí hay unas vistas muy bonitas. Si visitas Roses no puedes perderte la cala Rustella, rodeada por acantilados.
Y si vas a Sant Feliu de Guixols entonces debes ir a la cala del Maset. Es súper pequeñita, casi íntima, pues es muy poco frecuentada. La arena es finita, algo no del todo habitual en esta zona, y el agua es bastante profunda. Y a lado y lado de la pequeña cala se levantan rocas rojizas que, además de darle un toque bonito, te harán sentirte todavía más refugiado.
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