Hotel con encanto
Can Casi, una masía ‘chic’ en el Bajo Ampurdán
Una casa de campo catalana del siglo XVIII se ha reconvertido en un hotel ecológico que une romanticismo e interiorismo contemporáneo en cada rincón.
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La historia de Can Casi es la de un sueño hecho realidad. Concretamente, el de una madre, María Emma Vélez Bisbe, y su hijo menor, Benito Escat Vélez. Ella, diseñadora de joyas, y él, interiorista, decidieron el 1 de enero de 2013 abandonar su vida en Barcelona y hacer las maletas. Su destino: una masía del siglo XVIII de la que María Emma se había enamorado desde la primera vez que la vio.
“Lo sentí cuando crucé la puerta por primera vez. La masía se convirtió en nuestro refugio de vacaciones, pero la vorágine del trabajo no nos permitía disfrutar de ella tanto como quería. Amaba mi trabajo, pero mi corazón estaba aquí, en esta casa de campo, y quise cumplir un sueño”, explica la propietaria.
El resultado, además de una bonita historia de emprendimiento profesional, es también un interesante ejemplo de cómo una masía típica del Bajo Ampurdán, en el municipio gerundense de Regencós, se puede reconvertir en un hotel rural de diseño. La casa se levantó en el siglo XVIII, concretamente en 1704, y durante las últimas décadas se convirtió en casa de vacaciones. Es ahora cuando se le ha ultimado como hotel ecológico de cuatro estrellas.
Se ha mantenido buena parte de la infraestructura, así como el nombre. Cuando era una casa de labranza, pertenecía a Casimiro, que era conocido en el pueblo como Casi. “Quisimos dejar el nombre del antiguo pagés por ser un buen hombre que transmitía buenas sensaciones y sentimientos”, cuenta María Emma.
Can Casi cuenta con cinco habitaciones, todas ellas con un nombre que invita al descanso, a la alegría y a la paz de espíritu. Así, es posible pasar la noche en la habitación Love, en Enjoy, Keep Calm, Smile o Happy, a las que se accede a través de un salón común.
En el caso de Happy, se accede desde el exterior de la casa, puesto que está ubicada en el antiguo pajar de la masía, anexo a la casa y con jardín independiente. Su decoración es también la de estilo más rústico, al haberse mantenido la piedra y la antigua madera del pajar. Por otro lado, la habitación Love hace las veces de suite, al ser la estancia más grande, con una disposición de dúplex.
La antigua cocina de la masía sigue siendo un lugar activo hoy en día. Allí es donde se preparan los desayunos y cenas que luego se sirven en la terraza del jardín o junto a la gran chimenea, dependiendo de si es verano o invierno. El menú, comida de origen ecológico, con productos de proximidad y con todo el sabor.
A cinco minutos de las calas y playas de la Costa Brava, es imposible no resistirse a los encantos de esta masía en la que no faltan detalles de diseño contemporáneo como las bañeras minimalistas, los muebles reconvertidos de estilo anticuario en madera, grandes candelabros repartidos por los baños... Y siempre sin perder el toque rural, agreste y confortable de las casas de campo, con todas las comodidades.
A partir de 170 €/noche, las habitaciones son para dos personas, con posibilidad de añadir una cama suplementaria en algunas de ellas e incluso de albergar hasta a cinco huéspedes en el caso de la habitación Happy (desde 365 €/noche, en este caso sin desayuno).
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