ASTURIAS
Cangas de Onís: la primera capital del Reino de Asturias y la primera monarquía de la Península
El municipio de Cangas de Onís se encuentra en el oriente de Asturias, regado por el río Sella, y la mayor parte de sus 212 kilómetros cuadrados se encuentran dentro del Parque Nacional de Los Picos de Europa.
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Encontrarse en este paraje natural, tener tanta historia y monumentos y su cercanía al mar hacen de Cangas un lugar idílico para perderse en unas vacaciones o una escapada de fin de semana. Vamos a conocer un poco más de esta ciudad cargada de historia, de leyendas y de mitos. Vamos a recorrerla a través de sus parajes históricos y sus sorprendentes monumentos que son testimonio de una época.
Cangas de Onís posee el título de ciudad; le fue otorgado por el Rey Alfonso XIII en 1907, por ser sede de la corte entre los años 722 y 768 con los reyes Pelayo, Favila, Alfonso I y Fruela y por su importante papel en la fundación de la España actual. Según la leyenda, Don Pelayo (rey de los astures) inició la Reconquista ganando la batalla a los árabes gracias a la ayuda de la Virgen de Covadonga, que provocó un desprendimiento de rocas que diezmó al ejército de los musulmanes y propició la restauración de los reyes cristianos en la Península.
Hay que visitar el Real Sitio de Covadonga, un conjunto formado por la Cueva de Covadonga, la Basílica, la Colegiata y el Museo. La imagen de la Virgen de Covadonga -conocida cariñosamente como La Santina por los asturianos- es venerada en la Santa Cueva de Covadonga. Es un santuario situado en una cueva en las estribaciones del Monte Auseva. Según las crónicas, en este lugar se situaron las tropas de Pelayo, alimentándose de la miel que las abejas dejaban en las hendiduras de la cueva, y la intervención milagrosa de la Virgen fue crucial para la victoria de sus tropas frente a los musulmanes. Por este milagro se construyó el Santuario y aquí se encuentra enterrado Don Pelayo.
Independientemente de si crees en milagros o no, es obligatorio hay que hacer una parada porque es un sitio de una belleza increíble y un extraordinario mirador para contemplar toda la zona. También tenemos que visitar la Basílica, la Colegiata -el edificio más antiguo- y el Museo -donde encontraremos piezas históricas y de orfebrería de gran valor-. Nuestro viaje tiene que continuar por una carretera que nace aquí y a través de 14 kilómetros nos conduce a los Lagos de Covadonga: el Enol y el Ercina. Es una zona de una belleza absoluta en el que las montañas rocosas y el verde de los pastos se ven reflejados en el espejo de agua de estos lagos de origen glaciar.
También tenemos que visitar el pueblo de Cangas de Onís, y para llegar atravesaremos uno de sus monumentos más destacados: el Puente Romano, que es un icono de la ciudad. De su ojo central pende La Cruz de la Victoria, un emblema del Principado de Asturias que se representa en su bandera.
En el casco urbano de Cangas podemos encontrar muchísimos sitios de interés: casonas, palacetes, la iglesia parroquial, el Palacio Pintu y la zona del mercado, que se celebra los domingos y es el más importante de la zona. En la parte alta, conocida como Cangas de Arriba, se encuentra la antigua iglesia parroquial (siglo XIV), que funciona como”Aula de la Monarquía” y el Robledal de San Antonio y su capilla -es el patrón de la ciudad-.
En Cangas la oferta gastronómica y hotelera es infinita y muy rica y, además, cada vez es más importante la oferta de turismo de aventura. Son numerosas las posibilidades de realizar rutas de senderismo, rutas ecuestres, la práctica de la pesca y un sinfín de oportunidades de conocer el concejo y su naturaleza.
Y su enclave en los Picos de Europa hace de este destino un lugar ideal para los amantes de las rutas de montaña y de sus paisajes. En otoño es una época estupenda para visitar Cangas de Onís y sus alrededores: el verde rabioso de sus prados, el azul intenso de los Lagos y los colores ocres que inundan los Picos de Europa, hacen de este lugar un paraíso natural. Y además, en ningún sitio se podrá reponer fuerzas de una manera tan contundente, con una cocina tan deliciosa y con unos generosos culines de sidra.
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