GALICIA
¿Conocías estas curiosas leyendas sobre Finisterre?
Finisterre se sitúa en la Costa de Morte y, quizá por ello, muchas de las leyendas sobre este municipio gallego tienen la muerte como protagonista.
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Finisterre es uno de los lugares más conocidos de Galicia y son muchas las personas que deciden visitar este punto del mapa a lo largo del año. Algunas lo hacen mientras hacen una pequeña ruta por esta comunidad del norte de España y otras, para ponerle fin a sus días haciendo el Camino de Santiago. Sea como sea, tanto ellas como tú que estás leyendo estas líneas quizá queráis saber que Finisterre no es un sitio cualquiera. Es, en realidad, protagonista de muchas leyendas.
Para adentrarnos en el tema, lo mejor que podemos hacer es ubicar el municipio, que está situado en La Coruña. Pero no en cualquier parte, sino en el extremo más occidental de su territorio, tocando al océano Atlántico. Esa es la razón por la que durante mucho tiempo, siglos atrás en la historia, se creyó que en Finisterre terminaba el mundo. Porque en aquella época pensaba que la Tierra era plana, y por tanto creían que más allá de esta localidad bañada por el Atlántico no había nada. Finisterre era el fin del mundo, la frontera entre la vida y la muerte.
Hablando de la muerte, hay otra leyenda sobre Finisterre que gira alrededor de ella. Este municipio gallego se ubica en la Costa da Morte, que como su nombre deja entrever tiene unas aguas bastante movidas y peligrosas. Es por eso que en el pasado, solo los marineros más atrevidos decidían adentrarse mar adentro; sus olas y corrientes han provocado muchos hundimientos a lo largo de los años. Pero cuenta la leyenda que fueron los lugareños quienes los causaron.
Concretamente, esta historia dice que en los días de temporal, los lugareños llevaban a sus bueyes hasta la costa y les colgaban de sus cuernos faroles encendidos. Los marineros, al ver los movimientos, creían que se trataba de otras embarcaciones y decidían seguirlos pensando que así podrían salir airosos del peligro en que se encontraban. Ocurría lo contrario: iban directos hacia él. De esa manera, los nativos podían saquear los barcos y quedarse con el contenido. ¿O quizá no eran nativos sino piratas? Porque lo cierto es que hay otra leyenda que cuenta la misma historia, pero con ellos como protagonistas.
¿Te parece que estas leyendas ya son más de lo que esperabas? Pues todavía hay más, y hemos escogido a la de la vieja Orcavella para terminar. Esta otra historia sucedió, según dicen, entre el camino de Finisterre y Muxía, en el monte Facho. Allí vivía la vieja Orcavella, una mujer mala que cometió infinidad de crímenes a lo largo de su vida. Una vida larguísima según un pastor de la zona, que alertaba a los peregrinos de los actos malvados de esta anciana de 176 años.
Un día, cansada de sus propios pecados, Orcavella subió al monte Facho y cavó su propia tumba. Pero bajo la losa no se enterró únicamente a sí misma, sino que se llevó con ella al pastor que había hablado de sus maldades a los peregrinos. Aunque lo intentaron, nadie consiguió salvar al hombre: multitud de serpientes custodiaban el lugar. Los valientes que trataron de ayudar al pastor terminaron huyendo y hoy día, cuenta la leyenda, cualquiera que abra el sepulcro y vea los restos de Orcavella y el pastor, será maldito y morirá a corto plazo.
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