CONVENTOS
Convento de Nuestra Señora de Gracia: Santa Teresa de Jesús permaneció más de un año en él
Viajamos a Ávila para conocer la historia que esconde el Convento de Nuestra Señora de Gracia, un lugar de lo más espectacular.
Publicidad
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a una de las ciudades con más encanto de Castilla y León. Estamos hablando, cómo no, de Ávila. Recorrer su casco antiguo es toda una delicia, ya que encontramos un gran número de edificaciones, rincones y leyendas que consiguen dejarnos completamente sin palabras.
Un claro ejemplo lo encontramos, precisamente, en el Convento de Nuestra Señora de Gracia, que fue fundado en el siglo XVI y tenía como objetivo acoger a aquellas monjas que pertenecían a la Orden de San Agustín. Para conocer su origen, debemos fijarnos en la figura de Mencía López, viuda de un platero de la ciudad llamado Jorge Nájera que junto a sus dos hijas y una sobrina estableció la fundación del mismo.
En septiembre de 1508, Mencía consiguió una bula del Papa Julio II, con la que le brindó autorización para fundar nada más y nada menos que un convento. Tiempo después, concretamente en junio de 1510, fue Alonso Carrillo de Albornoz quien, como obispo de Ávila, entregó la Ermita de los Santos Justo y Pastor a fray Juan de Sevilla, vicario provincial de la Orden de San Agustín.
El objetivo era claro: que esta construcción sirviera como iglesia del convento. Es importante saber que en este solar, según Juan Martín Carramolino, llegó a haber una mezquita. Fue en 1510 cuando las religiosas decidieron comprar una casa que se encontraba cerca de este lugar, que no tardaron en reformar con el fin de ser utilizada como cenobio. En este lugar, además, se enseñaba a las jóvenes labores de bordado, así como prácticas religiosas, mientras llegaba el momento de casarse. En 1514, María de Briceño entró como monja y pasó a encargarse tanto de novicias como de alumnas. En 1523, ya estaban como monjas tanto la fundadora como otras doce religiosas.
Teresa de Ávila, a instancias de su padre, llegó a entrar como alumna en este lugar, allá por julio de 1531. Fue María de Briceño quien influyó muy positivamente en ella, sobre todo a nivel espiritual. Llegó a estar 18 meses en este lugar hasta que, en 1532, Teresa de Ávila se hizo monja en el Convento de la Encarnación.
En cuanto a la Capilla Mayor que encontramos en este Convento de Nuestra Señora de Gracia de Ávila, se debe a Pedro Dávila, contador mayor de Carlos V, en 1551. Como dato curioso, Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia, fue vicario rector de este Convento. Por si fuera poco Ana, hija de Juan de Austria, llegó a ser religiosa en este lugar, a pesar de haber profesado en el de Madrigal. ¡Muy sorprendente!Publicidad