Cruz de los Juramentos de Sevilla: la curiosa historia de su nombre y cuál era su emplazamiento original

Sevilla, poco a poco y con el paso de los siglos, se ha convertido en una de las ciudades que más turistas recibe. Y siendo honestos, no es para menos. Cada rincón es especial y desprende una magia verdaderamente espectacular. Además, muchas son las edificaciones y monumentos que no dejan indiferente a nadie.

Lo cierto es que Sevilla cuenta con un gran número de historias y leyendas a sus espaldas. Muchas de ellas son realmente conocidas pero, otras tantas, pasan desapercibidas. Y no son menos importantes. ¡Ni muchísimo menos! Por lo tanto, es hora de viajar hasta la zona del Archivo de Indias para encontrar un monumento que llama poderosamente la atención pero, a pesar de eso, pocos conocen la historia que hay detrás.

Estamos hablando, cómo no, de la Cruz de los Juramentos. La podemos encontrar entre la calle Fray Ceferino González (lateral del Archivo de Indias) y frente a la espectacular Puerta del Príncipe de la Catedral. Su construcción data del siglo XVII, concretamente del año 1612.

Delante de esta espectacular Cruz de los Juramentos, se producían un gran número de acuerdos mercantiles entre los comerciantes de la antigua Casa de la Lonja. Tan solo un apretón de manos valía para sellar una transacción económica. De hecho, esto tenía mucho más valor que cualquier tipo de papel firmado.

Por lo tanto, estamos ante un juramento entre comerciantes. Esto suponía ganarse el respeto y confianza de otros mercaderes para poder cerrar, en un futuro, más negocios. Debemos tener en cuenta que, si llovía, este tipo de transacciones se llevaban a cabo en el interior de la Catedral.

Otra cuestión que es importante saber, es que el lugar donde se encuentra actualmente la Cruz de los Juramentos no es su emplazamiento original. Y es que, en el pasado, se encontraba en la fachada principal de la Casa de la Lonja, lo que en la actualidad es el Archivo de Indias. Un dato que se sabe gracias a los antiguos grabados.

Es una Cruz que está situada sobre una impresionante peana de piedra labrada. La finalidad de este monumento era clara: prestar juramento ante ella. Al fin y al cabo, por aquel entonces, la religión lo abarcaba todo. Si había apretón de manos, y si encima era frente a esta Cruz, el acuerdo tenía aún más valor. Lo cierto es que es imposible llegar a imaginar la cantidad de perjurios que llegaron a realizarse frente a ella. ¡Es espectacular!

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