¿Cuál es el origen de las Fiestas de San Isidro?

Isidro de Merlo y Quintana nació en torno al año 1082 en el arrabal de San Andrés, fue un labrador de origen mozárabe. La mayor parte de su trabajo como jornalero lo desempeñó para la familia Vargas y se realizó principalmente en el área de Madrid y alrededores. Se le atribuyen varios milagros en vida, pero sin duda el que más destaca es el del Pozo.

San Isidro estaba casado con Santa María de la Cabeza, y un día su hijo se calló al pozo que se encontraba en las inmediaciones de su casa. Al llegar el santo de labrar encontró a su mujer llorando e inmediatamente rogaron a la Virgen de la Almudena para que intercediera ante Cristo y les devolviera vivo a su hijo. Y el milagro sucedió, pues las aguas del pozo crecieron hasta el borde y en la superficie traían al niño vivo.

En 1172 fallece Isidro y en el siglo XIII ya se le rogaba para que hiciera posibles las lluvias durante la primavera. La devoción por el santo no dejó de crecer durante los siguientes siglos, se le rezaba y sacaba en procesión, aún si haber sido canonizado. La popularidad de Isidro se extendió por las zonas de clima seco como las dos Castillas o Extremadura, ya que si no llovía los cultivos corrían gran peligro.

Tal llegó a ser su popularidad que el dramaturgo Lope de Vega escribió la vida del santo en un poema en 1599. Además, la realeza española apoyó la figura de San Isidro y cada vez que una reina caía enferma se le rezaba. De hecho, en 1528 se había construido por iniciativa de Isabel de Portugal, esposa del emperador Carlos I, la ermita de San Isidro, junto a la fuente del santo qué este había abierto durante su vida.

No será hasta el año 1619 cuando se le beatifica y se convierte de forma oficial en San Isidro, fijándose la fecha del festejo en el 15 de mayo. Las celebraciones eran en sus inicios procesiones y romerías hasta la fuente de san Isidro a “beber el agua del santo”, ubicada en la pradera homónima.

La costumbre de merendar en la pradera viene desde el siglo XVI, había numerosos puestos que vendían los manjares típicos como las tradicionales rosquillas del Santo, los "torraos" y las garrapiñadas, las manzanas caramelizadas, los encurtidos, los escabeches. Se veía vino, limonadas y claras con limón. Estos festejos de carácter alegre se convertirán en la verbena que llega hasta nuestros días.

Las fiestas de San Isidro Labrador han sido documentadas en diferentes ocasiones por diversos autores. Una de las obras más famosas es La pradera de San Isidro, pintada en 1788 por Francisco de Goya. De hecho el traje tradicional de estos festejos madrileños es la vestimenta goyesca, la que el pintor representaba en sus obras.