La curiosa historia que esconde el Real Monasterio de Santa María de Veruela y dónde se encuentra

Es el momento más que perfecto para viajar a la provincia de Zaragoza, concretamente a la zona cercana a Vera de Moncayo. Allí encontramos una de las construcciones más sorprendentes y espectaculares de este lugar. Estamos hablando, como no podía ser de otra manera, del Real Monasterio de Santa María de Veruela.

Para conocer la historia que esconde, debemos viajar hasta el año 1141. Por aquel entonces, tanto Pedro de Atarés como su madre tomaron la firme decisión de donar los valles de Veruela y Maderuela a los monjes franceses de la Abadía de Escaladieu. Y todo con el objetivo de que fundasen un monasterio bajo la advocación de la Virgen María.

Es por eso que, en el año 1146, la orden del Císter dio la orden para que se procediese a su fundación, por lo que se convirtió inevitablemente en el monasterio cisterciense más antiguo de Aragón. Eso sí, no fue hasta 1155 cuando la donación fue confirmada por nada más y nada menos que Ramón Berenguer IV.

La construcción del cenobio tuvo que ser adelantada para que, en 1171, los monjes cistercienses pudiesen trasladarse hasta este lugar. Si hay algo que destacaba en esta zona eran sus frondosos bosques y su innegable silencio. No podemos dejar de mencionar otros dos elementos verdaderamente fundamentales para el día a día cisterciense, como son las piedras y el agua, tanto por las canteras de la zona como por el río Huecha que se encuentra cerca.

A pesar de los esfuerzos, hay que destacar que las obras de la iglesia de este Real Monasterio se prolongaron hasta 250 años. Además, en el siglo XVII, se dio el paso de construir un nuevo claustro barroco con diversas celdas individuales. Todo cambió varios siglos después, concretamente en el año 1835. Y todo como consecuencia de la histórica Desamortización de Mendizábal. Esto provocó que los monjes cistercienses tuviesen que abandonar el cenobio. Por esta razón, la gran mayoría de bienes de este Monasterio se perdieron, derivando a un estado de ruina bastante considerable.

A pesar de esta situación, varias personas tanto de Borja como de Tarazona unieron fuerzas para evitar la ruina total de este Real Monasterio. Es por eso que optaron por crear nada más y nada menos que una hospedería con el objetivo de preservar esta impresionante construcción.

Esta hospedería ganó relevancia, sobre todo, en la segunda mitad del siglo XIX. Y todo porque reconocidos miembros de la alta sociedad se alojaron en ese lugar. Entre ellos, Valeriano y Gustavo Adolfo Béquer. En Veruela encontraron un lugar perfecto de inspiración para un gran número de sus obras, entre las que destaca ‘Desde mi celda’. No podemos dejar de mencionar que, desde 1998, este Real Monasterio es de titularidad de la Diputación de Zaragoza. Esta entidad, más allá de continuar con el proceso de restauración, se encarga de que esta construcción esté abierta al público para ser visitada y, además, sea sede de exposiciones, festivales musicales o cursos.

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