GALICIA
Descubre Castro de Baroña, una aldea celta bañada por el Atlántico
Además de la muralla defensiva, se conservan una veintena de casas.
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Muchos lugares del planeta, pese a contar con ciudades repletas de nuevas edificaciones, tienen también en su territorio huellas de civilizaciones pasadas. Nuestro país no iba a ser menos y, repartidos y aquí y allá, encontramos muchos municipios en los que todavía se conservan construcciones romanas, musulmanas o celtas, entre otras. Ese es el caso de Castro de Baroña, en Galicia, un yacimiento celta bañado por las aguas del Atlántico que no te querrás perder.
Este asentamiento se encuentra más concretamente en el municipio de Porto del Son, en la provincia de La Coruña, y los expertos estiman que estuvo habitado entre los siglos I a.C y 2 a.C. Antiguamente tenía dos murallas, que todavía se conservan en buen estado, y hoy en día todavía sobreviven también veinte de las viviendas de planta circular u oval que los celtas construyeron en su interior.
Cabe señalar que no se trata de un yacimiento cualquiera, sino que es de los pocos que se ubican junto al mar, lo que a su vez crea una estampa de postal. Los especialistas señalan que sus habitantes solían pescar y para ello se basan en el hecho de que muy cerca se han encontrado aparatos para la pesca, tales como anzuelos, así como restos de espinas de algunos pescados. Si bien no se han encontrado restos de barcas allí mismo, sí se han hallado embarcaciones en castros de otras islas cercanas.
Además, se cree que también dedicaban parte de su tiempo a otras actividades como la agricultura y a artesanías como la metalurgia o la alfarería, pues se han encontrado restos de ello que así lo evidencian. Pese a que nosotros no podemos ver nada de esto si nos acercamos hasta Castro de Baroña, sí hay otras muchas cosas que se pueden apreciar. Por ejemplo, el entorno natural fascinante que lo rodea.
Debes saber que la 'fortaleza' celta de la que hablamos está unida a tierra firme por un único tramo de tierra. Tras atravesarlo se pueden ver los restos de la muralla defensiva que construyeron, algo que llama mucho la atención dada su cercanía con el océano.
Una vez se cruza al otro lado de la muralla, entonces ya se dejan ver las viviendas de planta circular de las que antes hablábamos, que tienen muros bajos y no cuentan con puertas. Cabe señalar que la que era la zona habitada se estructura en cuatro sectores diferenciados. Y que aparte de esta veintena de casas y de la muralla, en Castro de Baroña quedan en pie otras construcciones. Por ejemplo, parte de la torre defensiva desde la que vigilaban los alrededores.
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