Dónde comer los mejores torreznos de Madrid

Casa Revuelta

También se la conoce como “La revuelta” es uno de los bares donde comeremos unos estupendos torreznos. Los dejan en su punto, nada grasientos y muy muy crujientes. En este manjar veremos las diferentes gamas de color del torrezno, la piel traslúcida y crujiente, el tocino blanquecino y la carne rosadita. Al degustarlos sentiremos como la capa exterior se va rompiendo para dejar salir un magnífico sabor. El interior del torrezno está bien tiernito y se puede comer hasta de un bocado. ¿A qué esperas para probarlos?

Los Torreznos

El primer establecimiento se abrió en 1956 en la calle Goya, en pleno barrio de Salamanca, y desde entonces no han dejado de deleitar a los madrileños con unos auténticos torreznos al estilo abulense. José Luis Blázquez se trajo consigo mucho más que una receta, se trajo una joya de la gastronomía castellana. Se ha convertido en todo un emblema del torrezno en la capital y tienen otros dos restaurantes más. Sus torreznos están crujientes y predomina la carne magra. El número 88 de Goya está siempre a rebosar de amantes de este delicioso bocado.

Casa Justo

A las afueras de la ciudad, en Pozuelo también se manejan estupendamente entre los fogones. Casa Justo es una taberna madrileña con esencia segoviana. Sus torreznos se caracterizan por parecer medallones de carne magra de cerdo recubiertos por una capa de piel crujiente. En cada bocado sentimos la harmonía del sabor y las texturas de esta exquisitez. Llevan más de cincuenta años haciendo los torreznos al más puro estilo segoviano, y esperamos que sigan así por muchos años más. ¿Cuándo vamos a Pozuelo?

La taberna del Rocío

En esta ocasión volvemos a alejarnos de centro, nos desplazamos hasta Alcorcón para poder degustar este delicioso bocado culinario. Es un bar de los de toda la vida, lo preparan todo al momento, así nos aseguramos de comer los torreznos recientitos. En esta taberna se decantan por el famoso torrezno de Soria, lo preparan tal cual lo hacen en la ciudad castellana. Como si fuera una “barrita energética” natural, compuesta por la piel, el tocino y la carne. Todo en uno, perfectamente frito en manteca de cerdo, dejándolo crujiente pero no grasiento.

Los Galayos

De vuelta a las calles de Madrid nos detenemos en el número 5 de la calle Botoneras. Allí se sitúa este establecimiento donde tienen su propio estilo, y mucha mano, para hacer los torreznos. Antes de freírlos, los secan en el horno con la piel hacia arriba. Tras dos horas de horneado, ponen peso encima de ellos, para que una vez atemperados puedan retirar el excedente de grasa. El resultado son torreznos finos y alargados, extra crujientes por el horneado, y nada grasientos. ¿Ya sabes dónde tomar el aperitivo del domingo?