ASTURIAS
Elogio del Horizonte: la sorprendente historia tras el conocido monumento de Gijón
Es el momento más que perfecto para descubrir la historia del Elogio del Horizonte de Gijón y, sobre todo, descubrir por qué es una escultura que desprende magia.
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Gijón es una de las ciudades más sorprendentes y espectaculares que podemos encontrar en el norte de España. Esa Playa de San Lorenzo desprende magia a raudales, y no es para menos. Otra de las cuestiones más visitadas es, sin lugar a dudas, el conocido como Elogio del Horizonte.
Estamos hablando de una escultura de Chillida que está situada, desde el año 1990, en la parte más alta del siempre sorprendente Cerro de Santa Catalina. Está elaborada con hormigón armado, cuenta con 10 metros de altura y, por si fuera poco, cabe destacar que pesa nada más y nada menos que 500 toneladas.
Ese color gris que presenta destaca, a la perfección, no solamente sobre el Mar Cantábrico sino también sobre el cielo y la hierba donde está asentado. Una de las cuestiones que más llama la atención es su peculiar y curiosa forma. Lo cierto es que, lo que realmente recrea, es un enorme abrazo.
Pero esa no es la gran sorpresa que esconde este Elogio del Horizonte. Y es que no solamente presenta volúmenes, formas y colores. Sino que también destaca ¡por el sonido! Un aspecto que fascina no solamente a mayores y a niños, sino a todo aquel que decida visitar esta escultura. Hay quien dice que es verdaderamente mágica. ¡Y no le falta razón!
¿Cómo puedo escuchar el sonido del Elogio del Horizonte de Gijón?
Tendremos que pasar por el barrio de Cimadevila, donde encontraremos en la parte más alta ese Parque del Cerro de Santa Catalina. Una vez accedes a él, encontrarás primero una pista de skating pero también un pequeño camino que te lleva hasta la zona superior. En ese mismo punto, situado casi al borde del acantilado, se encuentra el Elogio del Horizonte.
Muchos son los que aseguran que, si te pones en el interior de la escultura, puedes escuchar las olas rompiendo entre las rocas. Pero debes tener en cuenta algo más, para que ese sonido te envuelva: ponerte de pie, en el mismo centro de la escultura y mirando al Mar Cantábrico.
Nada más cerrar los ojos, podrás dejarte llevar por ese fascinante ruido de las olas que rompen con fuerza en las rocas del acantilado. Es una sensación verdaderamente sorprendente y, sobre todo, mágica. Pocos son los que, al visitar este Elogio del Horizonte, descubren que cuenta con un plus que, desde luego, no deja indiferente. ¡Y no es para menos!
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