ANDALUCÍA
Esta es la leyenda que esconde el Castillo de Santa Catalina de Jaén
Muchas son las leyendas que existen sobre el precioso Castillo de Santa Catalina de Jaén. Es hora de descubrir una de las más impactantes.
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No es ningún secreto que el castillo de Santa Catalina es una construcción de carácter defensiva que corona, sin lugar a dudas, el cerro que lleva su nombre. Un punto absolutamente estratégico desde el que se divisa la preciosa ciudad de Jaén. ¡Es absolutamente espectacular!
Ahora bien, ¿por qué se llama así? Este nombre viene dado por la magnífica capilla que se decidió construir en el castillo tras conquistarlo. Su estilo es gótico y se edificó entre los siglos XIII y XIV. Lo cierto es que, desde 1965, este castillo se acondicionó para ser utilizado como Parador Nacional de Turismo.
Pero como toda edificación de este estilo, también tiene sus leyendas. En este caso no podía ser menos. La más conocida tiene una estrecha relación con la amante del Condestable Iranzo. En la habitación en la que se hospedaba aún se siguen escuchando varios lamentos y ruidos.
Según dice la leyenda, el Condestable Iranzo se enamoró de una musulmana, y ese amor era correspondido. Por ese mismo motivo decidieron casarse. En un momento dado, Condestable tuvo que formar parte de un combato. Los súbditos comenzaban a ponerse celosos de la joven puesto que pensaban que el rey se había olvidado de ellos.Por ese mismo motivo, cuando estaba embarazada, tomaron la decisión de violarla y quemarla. Desde ese mismo motivo, se pueden escuchar sus lamentos. ¡Y hasta se mueven los muebles de la habitación! Así pues, parece que este lugar solamente pueden dormir los más valientes.
No es la única leyenda
Tenemos que remontarnos a la época musulmana, cuando este Castillo tuvo como gobernador a un guerrero llamado Omar. Éste estaba profundamente enamorado de una joven llamada Zoraida. Un día cualquiera fue reclamado en la ciudad por el Cadí, y no regresó a su hogar. Por ese mismo motivo su esposa no dudó un solo segundo en salir a buscarle.
Es entonces cuando encontró a su amado, cerca del castillo, con un puñal clavado en su espalda. La viuda se abrazó al cadáver de su marido, con un llanto absolutamente desconsolado. Los acompañantes de Zoraida trataron de separarla de él, pero se dieron cuenta que también había muerto. En el lugar donde habían caído sus lágrimas, se formó una fuente que actualmente se la conoce como Caño Quebrado. Además se dice que en las noches de febrero aparecen dos figuras, como si de espectros se tratase, completamente abrazados, mientras se alejan y siguen su camino hacia el castillo.
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