Alentejo, Portugal
Estos 5 pueblos del Alentejo portugués también apuestan por las workations
¿Viajarás este verano? el sector turístico nos tienta a hacerlo incluso antes de la época vacacional por excelencia promocionando las workations.
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Hace ya unos meses que hablamos de workations pero en las últimas semanas lo hacemos más, si cabe, porque son cada vez más los actores turísticos que ven en este tipo de viajes una palanca de recuperación de un sector que es, probablemente, el que más está sufriendo la pandemia por los cierres perimetrales y confinamientos que reducen hasta hacer casi imposible nuestra movilidad. El Alentejo portugués es una de las zonas turísticas que se suma a esta moda y lo hace proponiéndonos 5 destinos perfectos para teletrabajar, son estos.
Odemira
Este bello pueblo portugués es un remanso de paz tanto en su propio casco histórico como en sus alrededores: la localidad de Vila Nova de Milfontes con sus castillo y sus playas sin olas, Zambujeira do Mar y Porto Covo.
Mértola
Es un pueblo medieval levantado sobre una colina rocosa junto a la que discurre el río Guadiana, te encantarán sus casas blancas y su castillo además de su iglesia que, curiosamente, fue antes mezquita.
Marvao
Este pueblo agradable y tranquilo se nos antoja ideal para teletrabajar y también para pasear y hacer una y mil fotos de sus rincones instagrameables: sus pintorescos tejados, sus calles estrechas, sus flores de colores, su castillo y sus deliciosas vistas panorámicas de la llanura y de la Sierra de San Mamede.
Grândola
Si quieres teletrabajar en un rincón bello y natural cerca del mar, tu destino es Grândola; este rincón del Alentejo es famoso por ser uno de los grandes santuarios de alcornoques de Portugal y por su mar verde, un mar del que disfrutarás en la playa de Melides que es una larga ensenada de arena que separa el mar de la Laguna de Melides; es una playa natural preciosa que regala estampas bellísimas, si la visitas no dejes de disfrutar de su puesta de sol.
Golega
Las visitas obligadas de Golega pasan por su jardín romántico, un jardín que rodea el antiguo estudio del fotógrafo del S.XIX Carlos Relvás y por el Museo del escultor contemporáneo Martíns Correia; esto en un pueblo de tradición agrícola y ganadera en el que se celebra cada año la Feria Nacional del Caballo.
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