Uno de los pueblos más bonitos de España
Frigiliana, una visita obligada en la Costa del Sol
Su privilegiada situación entre mar y montaña y su herencia morisca hacen de Frigiliana uno de los pueblos más bonitos de España. Y nosotros hoy te descubrimos los encantos de este precioso e imprescindible lugar de la Costa del Sol.
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Frigiliana fue galardonado con el I Premio Nacional de Embellecimiento en 1982 y más tarde, en 2014, su casco histórico fue nombrado Conjunto Histórico Artístico. Y no es para menos, porque estamos hablando de un pueblo que está considerado uno de los más bonitos de España y no solo de la Costa del Sol.
Se asoma al mar Mediterráneo por el Parque Natural de las Sierra de Almijara, Tejeda y Alhama, un paraje natural de más de 40.000 hectáreas en el que hay barrancos, lugares en los que bañarse o pescar, zonas para los amantes de las setas y picos de más de 1.500m de altura. Pero la belleza de Frigiliana no se encuentra en su sierra sino en el pueblo en sí, que se encuentra construido montaña abajo.
Callejeando por Frigiliana descubrirás que sus habitantes hablan en muchas ocasiones inglés o alemán. Allí viven muchas personas extranjeras que en algún momento de sus vidas optaron por la playa, el sol y el esplendor de este lugar. Frigiliana mezcla culturas. Pero no solo las de sus habitantes, sino que visitar este pueblo es hacer un viaje en el tiempo y trasladarse al pasado morisco del Al Andalus. Y es esta mezcla de culturas y este pasado morisco lo que le otorga en gran parte su belleza.
De esta manera, las calles de esta localidad de Málaga son estrechitas y sinuosas y están repletas de escaleras. Sobre todo en el casco histórico o Barriato, como mejor se le conoce, el color blanco tiñe todas las fachadas y sus puertas y ventanas están pintadas de azul o verde. Además, el montón de macetas de cerámica con flores de colores que los vecinos han colgado en sus balcones o ventanales se encargan de darle un poco más de vivacidad. Todo reluce. Todo está limpio. Todo es maravilloso. Todo el conjunto crea una harmonía de paz y de colores que enamora a los afortunados que pueden presenciarla.
Paseando, a veces incluso te encuentras con fuentes sencillas que mezclan la cultura cristiana, judía y árabe. Pero por si todo lo hasta ahora nombrado no fuese suficiente, distribuidos por todo el casco histórico de Frigiliana hay en total una docena de paneles hechos de cerámica que cuentan a aquellos a quienes les interese cómo fue el éxodo morisco en el lugar.
Pero además de encontrar belleza en la herencia morica de Frigiliana y en su maravillosa situación entre mar y montaña, también es bonito caminar por el casco antiguo y disfrutar de muchas de las tradiciones artesanas autóctonas que han sobrevivido al paso de los años. Así, en sus tiendecitas puedes hacerte con objetos de esparto, arcilla, cera, madera o lana hechos a mano y llevarte un recuerdo de un pueblo de visita imprescindible en la Costa del Sol.
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