GUADALAJARA
Monasterio de Lupiana: ¿sabías que fue el primero que erigió la Orden Jerónima en España?
Ponemos rumbo a la provincia de Guadalajara para conocer la historia que esconde el Monasterio de Lupiana. ¡No te dejará indiferente!
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Viajamos hasta la provincia de Guadalajara, concretamente hasta Lupiana, para conocer una edificación verdaderamente sorprendente y espectacular. Estamos hablando, cómo no, del Monasterio de San Bartolomé de Lupiana, en el que surgió el germen de la Orden de San Jerónimo. Debido a su belleza y a su historia, el edificio es considerado como Bien de Interés Cultural.
Para comenzar, debemos tener en cuenta que este Monasterio fue el primero que erigió la Orden Jerónima en España. Su fundación se debe a don Pedro Fernández Pecha y otros tantos caballeros. Todos ellos decidieron unir fuerzas para lograr que el Papa Gregorio XI, en 1373, les concediera la bula para poder llevar a cabo esta construcción.
Debemos tener en cuenta que esta edificación contaba con el respaldo de grandes personalidades de la época. Entre ellos se encontraba la histórica familia Mendoza, diversos cardenales como es el caso de Cisneros o, incluso, el mismísimo Felipe II. Todos ellos aportaron grandes donaciones para hacer posible esta obra.
Es importante tener en cuenta que el Monasterio de Lupiana es un impresionante complejo. Éste cuenta con una iglesia y tres claustros. En la cabecera encontramos uno que presenta un estilo plateresco. Otro de esos claustros, construido de ladrillo, llegó a ser utilizado nada más y nada menos que como jardín interior. En cuanto al tercero de ellos, está en ruinas.
Sea como sea, debemos saber que el claustro más grande que podemos encontrar en el Monasterio de Lupiana es una de las joyas del Renacimiento en nuestro país. Fue diseñado por Alonso de Covarrubias en el año 1535 y posteriormente construido por Hernando de Arenas. ¡Es absolutamente espectacular se mire por donde se mire!
En cuanto al templo, el diseño del mismo se debe a Francisco de Pravés, un reconocido arquitecto de Valladolid, mientras que la ejecución fue de Juan de Mora, realizada entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. La iglesia es de planta basilical y tiene un pronunciado crucero desde el que se da acceso a varias puertas que nos llevan al jardín o, incluso, al claustro y lo que resta del Monasterio de Lupiana.
Uno de los elementos que más llama la atención de esta construcción es precisamente su fachada perfectamente orientada al oeste. Está formada por dos cuerpos. El primero de ellos a modo de arco del triunfo mientras que el otro destaca por la escultura del santo decapitado, situado bajo un arco de medio punto. En la parte más alta de esta imponente fachada encontramos nada más y nada menos que el escudo de armas del Rey Felipe II.
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