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Monasterio de Santa María de La Santa Espina: su curiosa historia y dónde podemos encontrarlo
El Monasterio de Santa María de la Santa Espina es uno de los más sorprendentes de nuestro país. Esta es su historia y, sobre todo, te contamos dónde puedes encontrarlo.
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Uno de los Monasterios más sorprendentes y espectaculares que podemos encontrar en nuestro país es el de La Santa Espina. Para conocer su origen debemos viajar al año 1147, cuando doña Sancha de Castilla, hermana de Alfonso VII, ordenó su construcción.
La infanta, por mediación del que por aquel entonces era rey de Francia, obtuvo una espina de la corona de Cristo que estaba custodiada en el Monasterio de San Dionís. De ahí que esta edificación, situada en Castromonte (Valladolid), lleve el nombre de Real Monasterio de Santa María de la Santa Espina.
Para poder acceder a esta edificación, debemos hacerlo por un sorprendente arco del triunfo que data del siglo XVI. Muy cerca de este punto, podemos encontrarnos un monolito en el que queda representado el encuentro que tuvo lugar el 28 de septiembre de 1559, en ese mismo punto, entre el rey Felipe II y don Juan de Austria.
Es importante tener en cuenta que la fachada de la hospedería data del S.XVI. En ella destacan varios escudos, como es el del Abad y el del monarca Alfonso VII. En cuanto a la fachada de la propia iglesia, así como sus dos torres, datan del siglo XVII, época en la que destacaba la conocida Escuela de Ventura Rodríguez.
Si vamos al interior de este Monasterio, podemos descubrir que hay dos claustros: el de la hospedería y el regular (siglo XVII). En este último podemos encontrar diversas marcas de cantero. Es importante mencionar la conocida como sala capitular, la sacristía y la biblioteca claustral (siglo XII).
Debemos viajar al año 1275, instante en el que comenzaron las obras de la iglesia de la mano de dos de los nobles del momento: don Martín Alfonso y don Juan Alfonso de Alburquerque. Su labor fue tan sumamente importante y destacada que tío y sobrino fueron enterrados en este monasterio.
La iglesia cuenta con una planta de cruz latina y tres naves. En cuanto a la capilla mayor, destaca porque hay una perfecta unión entre los estilos gótico y renacentista. Lo que más llama la atención del interior de este lugar es, precisamente, el conjunto de capillas que podemos encontrar. Entre ellas destaca la Capilla de la Reliquia (siglo XVII) que fue diseñada por Francisco de Praves. Allí, precisamente, encontramos la custodia que guarda la Santa Espina.
No podemos dejar de mencionar la Capilla de los Vega (siglo XIV) y la Capilla de San Rafael (antigua capilla del abad). Además, para conocer la historia del Monasterio, debemos saber que ha sobrevivido a diversos acontecimientos verdaderamente complejos. Uno de ellos tuvo lugar en el año 1731, con un gravísimo incendio por el que gran parte de la edificación quedó destruida. Eso sí, pudieron salvarse la Santa Espina y el libro de Tumbo.
El año 1835 fue clave, puesto que debido a la invasión francesa y a la desamortización de Mendizábal, los monjes salieron de manera definitiva de este Monasterio. En 1865, el Marqués de Valderas adquirió esta edificación. La iniciativa de doña Susana de Montes y Bayón, su viuda, fue fundamental ya que el Monasterio se convirtió en un centro de enseñanza agrícola. Su importancia histórica es tal que esta edificación, en el año 1931, fue declarado Bien de Interés Cultural.
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