Una localidad mágica
Peratallada, un tesoro medieval de la Costa Brava
Pasear por Peratallada es sinónimo de viajar a la Edad Media. Lo bien que se conserva su núcleo medieval la convierte en Conjunto Histórico-Artístico. Y la magia de todos sus rincones la hacen una localidad especial que nosotros queremos descubrirte. ¿Nos acompañas?
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Muy cerca de algunos de los pueblos más conocidos de la Costa Brava como pueden ser Begur o L’Estartit tenemos una de las más preciadas joyas medievales de Cataluña: Peratallada. Este rinconcito gerundense perteneciente al municipio de Forallac tiene poco más de 400 habitantes y es un pueblo turístico que enamora a todo aquél que pone un pie en alguna de sus calles. Y no es para menos, porque sus edificios y el ambiente son idóneos para hacer un gran viaje en el tiempo.
Dicho viaje comienza incluso antes de adentrarse en el pueblo y es que Peratallada está en el interior de unas murallas que se construyeron muchos años atrás y que bien merecen ser observadas desde fuera. El acceso principal al conjunto fortificado –el único medieval que todavía se conserva– es el Portal de la Virgen, una torre cuadrada con arcos de punto redondo. Al parecer, en su momento tenía una cavidad en su parte más alta para guardar allí una imagen de la virgen y es de ahí de donde proviene su nombre.
En la entrada, junto a los aparcamientos en los que dejar el coche para hacer este viaje a pie, se encuentra uno de los edificios más relevantes de Peratallada: la Iglesia de San Esteban. Data del siglo XII y tiene una fachada románica que cuenta con nada más y nada menos que cuatro torres. Además, tiene tres naves y algunos sepulcros medievales como el del Barón Gilabert de Cruïlles (1348), el señor de una de las familias feudales más importantes de Cataluña. Y aunque sea uno de los monumentos más importantes de esta localidad, es solo una pequeña parte de lo mucho que ésta tiene para mostrarnos.
Desde la Calle Mayor se llega a la Plaza de las Bóvedas, un espacio abierto completamente lleno de portales que ofrece una de las imágenes más típicas de esta villa medieval y que permite caminar bajo un montón de casas del siglo XVI. También se puede visitar la Plaza del Castillo y por supuesto el castillo por el que recibe su nombre, un edificio construido en el año 1065 y del que destaca la Torre del Homenaje. En su interior se pueden ver lugares como el Aula Mayor, en la que el Barón Cruïlles impartía clases de justicia o el palacio gótico en el que vivió esta familia.
Otros de los sitios de interés son su foso o la torre del reloj, pero sin duda alguna la magia real de este pueblecito declarado Conjunto Histórico-Artístico reside en observar con detenimiento cada una de sus fachadas de piedra, antiguas y cubiertas en muchos casos por enredaderas que en otoño cobran un color rojizo que les otorga un encanto especial. En pasear sin rumbo fijo por entre sus calles estrechas, zigzagueantes y en las que no hay ni un elemento arquitectónico que desentone. Y en admirar la belleza que desprenden cada uno de los rincones originales y bien preservados que convierten a Peratallada en un tesoro medieval.
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