TOLEDO
Puerta del Sol de Toledo: historia, leyenda y el motivo de su nombre
La Puerta del Sol es una de las más espectaculares que podemos encontrar en Toledo. Es hora de descubrir su historia, leyenda y por qué se llama así.
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Toledo es una de las ciudades más bonitas de nuestro país, pero también una de las más importantes a nivel histórico y cultural. Son muchas las construcciones que logran dejarnos sin palabras, pero hay una en especial que desde luego no deja indiferente a nadie. Estamos hablando de la Puerta del Sol.
Se trata de una construcción defensiva que podemos encontrar en la zona norte de la ciudad de Toledo. Esta Puerta del Sol ha estado siempre adosada a la muralla romana en forma de torreón. Con el paso del tiempo se han realizado un gran número de modificaciones, llegando a modificar su estructura original.
Cabe destacar que los musulmanes decidieron convertirla en una torre cuadrada. En el siglo XIV, cuando Pedro Tenorio era el arzobispo de la ciudad, la Puerta del Sol era considerada como una de las más importantes para poder entrar a la ciudad. En el siglo XVI, se decidió decorar la fachada norte con un espectacular medallón de mármol donde se aprecia nada más y nada menos que la imposición de la casulla a San Ildefonso por la Virgen.
Viajamos al siglo XVII, momento en el que añadieron diversas pinturas donde se aprecian las figuras de la luna y, cómo no, el sol. De ahí que se le conozca por ese nombre. En la actualidad, es una construcción en la que predomina el estilo mudéjar toledano sobre materiales que nos hacen trasladarnos a diversas épocas en el tiempo.
En el libro “Las murallas y las puertas de Toledo”, el escritor Manuel Carrero de Dios afirma que, en la antigüedad, esta Puerta era conocida como Puerta Baja de Herrería. ¿Cuál era el verdadero motivo? Estaba situada precisamente en la parte baja de la calle donde se asentaban este tipo de talleres.
La Puerta de Sol, de Toledo, también tiene sus leyendas
Una de las más conocidas es la de los Niños Hermosos. Se dice que los toledanos vivían bajo la tiranía del alcaide Fernando Gonzalo. Éste habría puesto sus ojos en una joven viuda, madre de dos hijos. Estaba absolutamente dispuesto a todo por conseguir su amor. Al ver que la joven no cedía a sus presiones, Fernando Gonzalo decidió secuestrar a sus hijos.
A pesar de todo, con la llegada a Toledo del rey Fernando III, la suerte de la viuda cambió de manera drástica. Reunidos éste, el alcaide y los ciudadanos de la ciudad en la Plaza de Zocodover, la mujer quiso acusar a Fernando Gonzalo de haber secuestrado al alcaide. El Rey no tardó en actuar de manera justa, por lo que el alcaide fue ejecutado.
Lejos de que todo quede ahí, se mandó esculpir esa lápida que podemos ver en la Puerta del Sol, donde aparecen dos niños. Una manera de lo más contundente para que nadie olvidase esa historia y, por tanto, jamás se volviera a repetir. Tanto es así que, para dar más énfasis a la historia, existe el Callejón de los Niños Hermosos.
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