Real Parroquia de Santa Ana de Sevilla: ¿sabías que es conocida como la “Catedral de Triana”?

Es el momento más que perfecto para viajar hasta la ciudad andaluza de Sevilla, y conocer la historia que esconde la espectacular Real Parroquia de Santa Ana. Declarada Bien de Interés Cultural, está situada en el barrio de Triana. Dadas sus dimensiones y su importancia histórica, cultural y arquitectónica, es conocida popularmente como la “Catedral de Triana”.

Para conocer su historia, debemos viajar hasta 1266, año en el que comenzó su construcción tras la orden del Rey Alfonso X. Según se aprecia en uno de sus muros, se sabe que se erigió debido a que el monarca se curó de una enfermedad que tenía en sus ojos, al parecer por una intervención realmente milagrosa de una Santa, que no era otra que Santa Ana.

Poco después de conquistar la ciudad, el Rey Alfonso X decidió crear un pequeño pueblo a partir del núcleo de población que existía alrededor del Castillo de San Jorge, por lo que se procedió a construir la Parroquia de Santa Ana en esta zona. Al parecer, esta iglesia debió estar fortificada puesto que fue la primera que se erigió fuera de los muros de la ciudad tras ser reconquistada.

Las obras finalizaron, aproximadamente, en el siglo XIV, tal y como se puede saber en la inscripción que hemos mencionado. Fue en la primera mitad de este siglo cuando se construyó la torre. A finales, se vieron en la obligación de someter al templo a una intensa restauración y reedificación, y todo por los graves daños ocasionados por el terremoto que tuvo lugar en 1356.

El siglo XV estuvo marcado, sin lugar a dudas, por las continuas construcciones dentro de esta Parroquia. De hecho, se erigió la conocida como Capilla del Capitán Monte Bernardo, una de las más significativas. A mediados del siglo siguiente, se erigió otra capilla, como es la Sacramental. No fue hasta el siglo XVII cuando se decidió construir la Capilla Bautismal.

Pero otro terremoto volvió a marcar un antes y un después en la historia de esta Real Parroquia de Santa Ana. Estamos hablando, cómo no, del de Lisboa del año 1755. Éste provocó gravísimos daños en el edificio, por lo que el reconocido arquitecto Pedro de Silva se encargó de su reconstrucción. Se llevó a cabo otra, en esta ocasión, en 1972 y de ésta se encargó Rafael Manzano, que era arquitecto conservador del Alcázar. Esta Iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural en 1931, mientras que en 2010 se llevó a cabo una intensa restauración del retablo. Sin lugar a dudas, estamos ante uno de los templos más significativos del barrio de Triana.