Castillos para una escapada en otoño

Una isla maravillosa, un país con encanto, Irlanda es especial, y mucho más en otoño. Que ganas tenemos de otoño. Pero es que además, con sus más de 3.000 fortificaciones, Irlanda es el país de los castillos por excelencia. Belleza, vistas impresionantes, paisajes verdes infinitos, acantilados y misteriosas fortalezas, es lo que nos espera en la estación hacia la que vamos. Una escapada que no podemos dejar pasar. Si eres un amante de la historia, y te gusta descubrir leyendas, este es un destino a tener muy en cuenta.

Leyenda, tradición, y un patrimonio imprescindible se combinan a la perfección en Irlanda. Te recomendamos algunos de los castillos más fascinantes que vas a poder visitar.

Castillo del Rey Juan. Comenzamos la ruta en el corazón medieval de Limerick, en la provincia de Munster, para disfrutar de esta fortificación que desde hace 800 años ha sido y sigue siendo testigo del devenir de esta ciudad a orillas del río Shannon.

El Castillo del Rey Juan es uno de los castillos más intactos de toda Irlanda, y desde sus muros y torres la panorámica del río es simplemente maravillosa. Y no te pierdas su moderno centro de visitantes interactivo. Conocerás la historia del castillo y del importante asedio de Limerick que tuvo lugar en 1690.

Castillo de Dunluce. Al borde de un precipicio de basalto que cae hacia el mar en la costa de Antrim, este mágico castillo esta cargado de misterio. Y es que cuenta la leyenda que la cocina del castillo se derrumbó una noche a causa de una gran tormenta en el año 1639.

Con unas vistas increíbles, es el ejemplo perfecto de fortificación medieval repleto de historias de rebeliones y desastres, y con sirenas y “banshees” espíritus femeninos que presagian la muerte. El castillo es conocido en la serie Juego de tronos como el castillo de los Greyjoy en Pyke, en las Islas del Hierro, eso si retocado gracias a los efectos especiales. Visítalo a primera hora de la maña, porque entre la neblina, la visión de esta fortaleza es sublime.

Castillo de Blarney. En el condado de Cork, este castillo fue fundado a principios del siglo XIII, destruido en 1446, y más tarde reconstruido por Dermot McCarthy, rey de Munster. Se alza sobre estructuras de madera del siglo X, y esconde en su interior una atracción muy curiosa: la piedra de Blarney. Y es curiosa, porque se dice que si la besas adquirirás el don de la elocuencia, o poder de la palabra. Una hipótesis que la ha convertido en anhelo de todo tipo de personalidades, desde políticos, a maestros de la literatura, e incluso de estrellas del cine mundial. Inténtalo, no tienes nada que perder, además, sin duda te asombrará su entorno de profundidades boscosas, de extrañas formaciones de rocas y te hipnotizará el lento y tranquilo curso del río Martin.

Castillo de Trim. Éste fue el lugar elegido por Mel Gibson para rodar su película Braveheart. Desde entonces se ha convertido en un reclamo tanto para cinéfilos como para curiosos. El castillo de Trim es una fortificación anglosajona del siglo XII de la que sobresale por su enorme torreón, una torre de 20 caras protegida por un foso y una muralla. Un lugar sin duda fascinante en el Condado de Meath junto alas aguas del río Boyne.

Castillo de Glenveagh. Un sitio mágico y cargado de romanticismo en el condado de Donegal, a los pies del Parque Nacional de Glenveagh, una de las áreas más bellas del noroeste de Irlanda. El castillo de Glenveagh es una edificación de granito de 1873, rodeada de paisajes pintorescos que esconde historias fascinantes. En el se han alojado personalidades como Greta Garbo y Marilyn Monroe, y visto lo visto, se entiende muy bien el por qué. Este es un gran lugar ideal para los senderistas y los excursionistas.

Castillo de Coole. Esta fortaleza en el condado de Fermanagh fue construido en el siglo XVIII, y sirvió como mansión campestre y residencia de los condes de Belmore, con una enorme extensión ajardinada a las afueras de Enniskillen. Exclusivo y elegante merece la pena visitar su lujoso interior, de la época de la Regencia, y ver su grandioso salón ovalado y un “dormitorio principal” que se decoro exclusivamente para una visita del rey Jorge IV en el siglo XIX. Pero tampoco dejes de bajar al sótano, allí es donde vivían los sirvientes, y verás el túnel que se construyó para que entrara el personal y las mercancías sin ser vistos por los señores de la casa. Curioso.

Más información: Turismo de Irlanda

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