TOLEDO
Santa María la Blanca: la Sinagoga Mayor de Toledo que se convirtió en Iglesia
Ponemos rumbo a la capital de Castilla-La Mancha para conocer el origen de una de sus construcciones más significativas.
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Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Toledo, una de las ciudades más sorprendentes y espectaculares que podemos encontrar en España. Y siendo honestos, no es para menos. En su casco antiguo encontramos un gran número de construcciones y monumentos que no dejan indiferente a nadie. Un claro ejemplo es Santa María la Blanca.
Se trata de un templo construido en 1180 como sinagoga, y que funcionó como tal durante nada más y nada menos que 211 años. Posteriormente, fue expropiada y transformada en iglesia. Actualmente, aunque pertenezca a la Iglesia católica, no se realiza culto en este templo. Eso sí, está abierto al público y se utiliza para el desarrollo de actividades educativas y culturales.
Santa María la Blanca de Toledo, a través de su historia
Para conocer su origen debemos viajar al año 1260. Por aquel entonces la comunidad judía que estaba asentada en Toledo obtuvo un permiso extraordinario por parte del Rey Alfonso X para poder reconstruir nada más y nada menos que la mayor y más hermosa sinagoga de España. Algo que iba en contra de una bula expedida por el Papa Inocencio IV.
Debemos tener en cuenta que esta construcción se erigió en territorio perteneciente al Reino de Castilla y que los constructores eran musulmanes. La financiación, como no podía ser de otra manera, estaba sufragada por la comunidad judía asentada en Toledo. Una vez terminadas las obras, este edificio fue llamado Sinagoga Mayor puesto que era el centro principal del culto hebreo en esta ciudad.
Durante muchísimos años, esta comunidad judía acudía a la Sinagoga Mayor no solamente para orar, sino también para estudiar la Torá. Algo que se vio interrumpido por dos cuestiones muy concretas. Por un lado el asalto al barrio judío que se llevó a cabo en 1355 y, por otro lado, las trágicas matanzas que tuvieron lugar en el año 1391.
Mientras San Vicente Ferrer estaba llevando a cabo una amplia e intensa campaña de predicación, esta construcción pasó a ser una iglesia de la Orden de Calatrava bajo la advocación de la Virgen en 1411. Desde ese preciso instante, pasó a ser conocida como Iglesia de Santa María la Blanca.
Más de un siglo después, concretamente en 1550, el Cardenal Siliceo transformó este templo en nada más y nada menos que un beaterio para mujeres arrepentidas. De aquella época data el retablo de la escuela de Berruguete, siendo obra de Nicolás Vergara el Viejo y Juan Bautista Vázquez el Viejo. De esta época son también las transformaciones que el arquitecto Alonso de Covarrubias hizo en la cabecera del edificio.
No podemos dejar de mencionar la etapa comprendida entre 1600 y 1701, en la que esta edificación permaneció desocupada. No fue hasta el siglo XVIII cuando se utilizó como cuartel de las tropas de la guarnición de la ciudad. Durante la invasión de Napoleón, que se produjo a principios del siglo XIX, esta construcción fue utilizada como depósito.
A mediados del siglo XX, Santa María la Blanca fue declarada Monumento Nacional y, tras la Guerra Civil española, fue cedido a la Iglesia católica por Real Decreto. A pesar de todo, por su origen y por su historia, muchos se siguen refiriendo a este edificio no como Iglesia, sino como Sinagoga de Santa María la Blanca.
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