Exposición en Madrid
Un viaje alucinante por el universo de Escher
Madrid acoge hasta el próximo 25 de junio la retrospectiva Escher, que ya ha viajado a ciudades como Bolonia, Roma y Treviso y ya ha sido vista por más de 700.000 personas
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Quien se maravilla de algo descubre que eso mismo es maravilloso, decía Maurits Cornelis Escher (Leeuwarden 17 de junio de 1898 - Laren 27 de marzo de 1972). Y lo cierto es que este artista visionario cuya curiosidad no tuvo límites, es capaz de seguir maravillándonos con su obra hoy en día. Su universo sigue marcando la moda, el cine y el arte. Ciencia, naturaleza, rigor analítico y capacidad contemplativa se mezclaron en la obra de Escher. El artista holandés posee el mérito de haber ensanchado las posibilidades imaginativas de quienes contemplaron y siguen contemplando su obra, en la que todas estas piezas estás relacionadas.
Inspirado e influido por el arte de su época y el del pasado, Escher da un cariz visionario a la investigación geométrica y el rigor. El mundo de los números, la matemática y la geometría es una de las claves de lectura, pero no la única, para entender el universo creativo de este artista poliédrico y contemporáneo avant la lettre, figura tan genial como compleja que no dudó en recurrir a los más diversos lenguajes para fundirlos en una trayectoria novedosa e intrigante, que por su originalidad constituye algo único en el panorama de la historia del arte de todos los tiempos, y emociona al gran público.
La muestra que hasta el 25 de junio se exhibe en el madrileño Palacio de Gaviria -que reabre sus puertas después de siete años- está compuesta de 200 obras de este holandés visionario y viajado, especialmente a países como Italia y España (sobre todo, Madrid, Toledo y Granada) y que tendría una influencia enorme en su obra. El campo italiano y el palacio de la Alhambra en Granada del siglo XIV impresionaron profundamente al joven artista: lo que aprendió allí tendría fuertes influencias en muchos de sus trabajos, especialmente en los relacionados con la partición regular del plano y el uso de patrones que rellenan el espacio sin dejar ningún hueco.
La retrospectiva hace un repaso desde sus comienzos y sus primeros pasos con el art nouveau. El eslabón entre el futuro grabador, todavía estudiante, y esta importante corriente internacional fue su maestro, Samuel Jessurum de Mesquita. El estilo inicial de Escher se distingue, entre otras cosas, por este componente modernista, que despertó en él un marcado interés por la teselación, o división regular del plano, algo que se marcaría aún más por sus viajes a España.
Es en 1921 cuando Escher realiza el primer autorretrato en espejos curvos, fascinado desde siempre por las superficies reflectantes. A la esfera se suma la alternancia entre figuras planas y figuras sólidas dentro de una representación teselar del espacio que no deja un solo espacio vacío.
La línea que separa a Escher de los matemáticos es sutil, pero determinante. Se trató de una atracción recíproca y provechosa, hasta el punto de que el genio holandés fue el único capaz de plasmar en imágenes las fantasías de los segundos, haciendo que se fijaran en él los científicos, con quienes estableció un intercambio que ni aun después de su muerte ha terminado.
La exposición muestra cómo Escher ha ingresado en el mundo del cómic, ha acabado en carátulas de discos de grupos tan famosos como Pink Floyd, y sus estructuras imposibles se han usado en referencia a situaciones paradójicas, y para dejar estupefacto al espectador mediante arquitecturas que de hecho son irrealizables. La exposición reúne varias obras maestras de este genio del surrealismo como Mano con esfera reflectante, Relatividad (o Casa de Escaleras) y Belvedere. Descubrirás el apasionante mundo de un genio dentro de otro genio dentro de otro genio…
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