En la Alta Normandía de Francia
Acantilados de Étretat, únicos en el mundo
En Normandía, no muy lejos de las famosas playas del desembarco, la naturaleza se ha puesto a jugar creando estas curiosas y fascinantes formas. Acantilados no aptos para el que tiene vértigo.
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Sobre todo llama la atención el contraste entre la piedra blanca de los acantilados y el verde de su magnífico paisaje, junto a la profundidad del mar. Las aves que se pueden observar desde las alturas suelen ser: la gaviota plateada y el halcón peregrino. Por los alrededores además podréis descubrir los criaderos de ostras del siglo XVII.
De las curiosas formas que adornan el paisaje de Étretat destaca una formación rocosa llamada Porte d’Aval, compuesta por un gigantesco arco adosado que conecta la llamada Falaise con un pequeño islote. Como el arbotante de una gigantesca catedral gótica. Sencillamente impresionante. Frente a él se levanta una imponente columna rocosa de 70 metros de altura conocida como l’Aiguille. Todo esto compone la postal más conocida de Étretat.
Pero hay muchas más formas curiosas que descubrir en la zona. cabe citar por ejemplo Le Manneporte, otro arco descomunal tras el cual aparece una muralla natural denominada La Porte d’Amont. Por fin, ya adentrándose en el mar, se levanta la misteriosa Roca de Vaudieu, que siempre rodeada de brumas y con un color blanco intenso, aparece como un silencioso fantasma en medio del mar.
Desde la playa podemos subir a los acantilados por dos lados:
Por el lado izquierdo podemos observar la Falaise dÁval, el acantilado más famoso por su llamado ojo de aguja, o arco natural formado por la erosión del mar que mide más de 70 metros.
Por el lado derecho: conocido con el nombre de la Falaise dÁmont, encontrareis una pequeña iglesia y en sus verdes alrededores, podréis disfrutar de una parada para admirar el paisaje o para comer. En esta zona son típicos los “moules et frites”, mejillones que los podréis pedir con diferentes salsas: marinera, carbonara…y que vienen acompañados de patatas fritas.
La misma fascinación que sienten los que hoy visitan Étretat fue la que sintió el pintor impresionista Claude Monet durante sus recorridos por tierras normandas. En algunos de sus lienzos reflejó la belleza de estos parajes con las primeras luces del día o a la puesta del sol.
Otros artistas como Boudin, Coret , Delacroix, Courbet, o Corot también se sintieron atraídos por estos acantilados. Fascinados por su fuerza y el romanticismo de su luz pintaron cuadros increíblemente bellos inspirados por la tranquilidad que transmite la naturaleza de este paisaje.
Hay muchas más formas curiosas de disfrutar de esta zona. Aparte de pasear por sus playas, bañarte en el mar se puede alquilar una canoa para poder pasar por debajo de estos fantásticos arcos naturales.
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