El placer de navegar por un río
Un apasionante crucero fluvial
No es un crucero cualquiera, de esos multitudinarios que
copan los amarres de las ciudades más pintorescas. El Strand Cruise es mucho
más, un crucero colonial de lujo que navega por las aguas del río Ayeyarwady,
en Myanmar.
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Propiedad de uno de los hoteles icónicos de la ciudad de Yangon, el Strand, este barco de aspecto vintage transporta hasta a 56 pasajeros, que se pueden alojar en sus 28 cabinas, a través de las cadenciosas y místicas aguas del río Ayeryarwady. No estamos hablando de un camarote como el de los hermanos Marx, sino de unas ‘habitaciones’ de puro lujo, de 16, 22, 30 y 40 metros cuadrados (cada uno elige su tamaño). Si opta por la más grande, sepa que dispone también de una terraza privada de siete metros cuadrados… y todas con mayordomo personal.
Durante tres o cuatro noches el Strand Cruise surca el río entre Bagan y Mandalay, dos de las principales ciudades del país, separadas por 145 kilómetros, y en donde podrá admirar las pagodas y los templos estupas característicos del lugar. Fue construido en 2015, con poco calado para poder navegar por los ríos, tiene cuatro cubiertas y mide 61 metros de eslora.
Su diseño está inspirado en el paisaje del río Ayeyarwady, salpicado de antiguos templos y civilizaciones, y en la vida cotidiana de las comunidades que viven al borde del agua. Grandes ventanales para admirar las riberas, tonos verdes, madera de teca cálida y hojas de oro. Todo muy de allí, de Myanmar. El Strand Cruise es como una prolongación de su ‘padre’, el legendario hotel Strand, en Yangon, uno de los primeros de lujo en abrir sus puertas en el país y que, durante su apogeo en la época colonial, era lugar de reunión de exploradores y aventureros.
Como toda experiencia Premium que se precie, no puede faltar la gastronomía y los vinos, así que el Strand ofrece menús a la carta durante todo el día, con la opción de cenar al aire libre (si el tiempo lo permite, claro). También dispone de platos para comer en la habitación e incluso comedor privado en las terrazas de las dos suites de lujo. En su cocina mezcla el recetario clásico del sudeste asiático con la gastronomía internacional y la capitanea el chef residente del crucero, Youngyuth Champradang (más conocido simplemente como Dang). En la cubiera superior se alza el Sarkies Wine Bar & Lounge, donde los pasajeros pueden degustar vinos de todo el mundo, locales o todo tipo de cócteles.
Y si continuamos con la vida Premium, es obligatorio hablar de su piscina, situada en la cubierta, y desde la que se otea el horizonte. Tiene una profundidad de 1,2 metros y a sus lados se extienden cómodas tumbonas. Debajo de la cubierta principal se encuentra el Strand Spa, con dos salas de terapia (individuales o en pareja), ambas con vistas a la ribera del río. Y gimnasio, por supuesto.
Aparte del barco, el otro gran protagonista es el río Ayeyarwady, conocido como el río del Elefante, línea vital de Myanmar que nace en las cumbres del Himalaya, fluye a través de 1.550 kilómetros y desemboca en el mar de Andamán. En sus orillas de pueden contemplar miles de templos, estupas y nats, característicos de la arquitectura budista.
El crucero atraca en lugares muy exclusivos durante su ruta, como el puente U-bein, Bagan (donde se puede contemplar el templo Tant Kyi Taung), Mingun, Amarapura, Sagaing y Ava, ciudades que se visitan en carros tradicionales tirados por caballos. Ya en Mandalay, final de la travesía, se vislumbra un pintoresco y enorme banco de arena y se termina con una cena de despedida. Que ustedes lo surquen bien.
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