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Descubre Shah Cherag, la mezquita recubierta de joyas

En la ciudad iraní de Shiraz, la expresión “la belleza está en el interior” cobra sentido. Allí se alza un monumento único, y que encierra un gran secreto. Pues lo que a simple vista parece una mezquita como el resto, por dentro está recubierta de cristales de colores y fragmentos de vidrio.

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Sah Cherag es un monumento funerario y una mezquita, pues alberga la tumba de los hermanos Ahmad y Muhammad, hijos de Mūsā al-Kādhim y hermanos de 'Alī ar-Ridhā, que fueron importantes imanes. Este templo es un lugar de gran importancia religiosa para los musulmanes chiitas, y atrae a visitantes de toda fe con su belleza iluminadora, casi resplandeciente.

Shāh-é-Chérāgh en persa significa “Rey de la Luz”. Este enclave recibe ese nombre debido a que su descubrimiento se produjo porque se veía una luz desde la distancia sobre la zona donde ahora se asienta la mezquita. Esa luz provenía de una de las tumbas de un cementerio, dentro había un cuerpo con una armadura y llevaba un anillo con la inscripción “El orgullo pertenece a Dios, Ahmad hijo de Musa". De esta forma se supo que los hijos de Mūsā al-Kādhim estaban allí enterrados. Pronto se convirtió en un lugar de peregrinación.

Entorno al siglo X u XI se levanta el primer edificio de este singular templo.

Aunque no será hasta el siglo XIV cuando este lugar experimente su máximo esplendor. La reina Tash Khātūn, con ella se llevan a cabo las reparaciones esenciales, mandó construir un edificio nuevo, un salón de audiencias, una buena universidad y una tumba en el lado sur. Además, Tash Khātūn presentó un Corán único editado en treinta volúmenes, escrito en caracteres de oro thuluth con decoración de oro. Aunque hoy en día, ya nada queda de los trabajos que llevó a cabo Tash Khātūn en la mezquita, se conserva ese magnífico Corán en el museo de París.

Durante los siglos siguientes el templo sufrió daños debidos a terremotos, y se llevaron a cabo numerosas reparaciones. La mezquita que podemos ver hoy en día consta del pórtico original, con sus diez columnas, en el lado este hay un amplio santuario con altos nichos en cuatro lados, una mezquita en el lado occidental del santuario y varias salas.

Sin duda, lo que más llama la atención a los visitantes de Sah Cherag es su interior reluciente. Las paredes y techos están decorados con mosaicos de espejos de cristal y fragmentos de vidrio, todos ellos en diferentes colores. Si a ello le sumamos, una increíble ornamentación, inscripciones en estuco, y las puertas cubiertas con paneles de plata, encontraremos ante nuestros ojos con un templo construido para “El Rey de la Luz”.

Nada más entrar, disfrutaremos de un baño por luz y de color. Pues la luz se refleja en la infinidad de cristalitos y espejitos que inundan las paredes y techos. Es como estar en el interior de una piedra preciosa, de una auténtica joya. ¿Visitarías este brillante ejemplo de la arquitectura iraní?

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