Lago de Sufner, un paisaje idílico en Suiza

Seguramente todos hemos visto muchas veces fotos de los Alpes suizos o de los paisajes de cuento de este país. Y seguramente todos hemos visto alguna vez una imagen de alguno de esos pueblos que parecen pintados. Pero pese a ello no deja de sorprender cada nueva imagen que aparece ante nuestros ojos de este hermoso país. Porque Suiza es magia. Porque sus paisajes son magia. Y porque todos y cada uno de sus rincones tienen la capacidad de cautivar a quienes tienen la suerte de conocerlos.

Por supuesto, la comuna de Sufers no iba a ser menos. Sufers es una pequeña población que pertenece al Cantón de los Grisones, el mayor de los veintiséis que tiene este país europeo. Está completamente rodeada de montañas, valles y bosques, como casi todo en Suiza, y es uno de esos paisajes de cuento de los que hablábamos antes. Sobre todo lo es gracias al lago de Sufner, que baña la localidad y crea un lugar idílico que desprende paz e invita a la relajación.

Por el lago de Sufner se pueden hacer varias rutas de senderismo. Hay una que sale de la población y en cuatro horas y media te hace bordear el lago, te hace subir al valle de Suretta y te hace recorrer un camino de vuelta a Sufers. Sea como sea, si se pasa por allí en medio de una ruta o si se va a conciencia, durante el paso por el lago se disfruta de unas vistas maravillosas. Y es que queda situado en una zona algo más baja y rodeado por montañas más altas que lo hacen parecen chiquitito en medio de la inmensidad.

A un lado del lago se levanta una montaña completamente llena de árboles. Al otro lado, en el que se encuentra Sufers, además de las cuatro casitas solitarias hay una pequeña explanada de un verde intenso y precioso que poco a poco va cogiendo altitud y llenándose de más árboles. Además, el verde de la vegetación y el azul del gran lago de Sufner contrastan con el gris de lo más alto de una parte de la montaña; su material y su forma tan vertical no permiten que en esa zona crezcan árboles.

Una postal. Un cuento. Un cuadro. Cualquier cosa menos real es lo que parecen el lago de Sufner y sus alrededores. Seguramente quienes viven en la comuna, por muchos años que haga que están allí, todavía no están acostumbrados al encanto del lago y al paisaje que forma. No hablemos entonces de cualquiera de nosotros; su belleza desorbitada sería capaz de dejarnos sin palabras durante horas.