Escapada a Suecia
Por qué el metro de Estocolmo es una auténtica obra de arte
El metro de la capital sueca es todo un museo suburbano. Con más de cien estaciones, 90 de ellas cuentan con alguna manifestación artística original.
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Una de las cosas que primero conocemos cuando llegamos a una ciudad nueva es la red de transporte público. En el caso de Estocolmo, su metro recibe a los visitantes con los brazos abiertos, haciendo que disfruten cada minuto que pasen en la ciudad. Para los locales es habitual ver a los turistas fascinados por las creaciones artísticas de las estaciones de metro.
El Metro de Estocolmo o Stockholms tunnelbana (en sueco), cuenta con más de 100 kilómetros de línea suburbana, un total de siete líneas y 100 estaciones, noventa de ellas cuentan con creaciones firmadas por distintos artistas.
Tal es la admiración y asombro que ha despertado el tunnelbana que durante los meses de verano se organizan visitas turísticas por las estaciones de metro. Estas visitas son gratuitas, solo hace falta comprarse el billete de metro.
En 1950 se inaugura la red subterránea de Estocolmo, y es considerado como uno de los más bonitos de Europa junto con el metro de Moscú o el de Lisboa. Otra de las curiosidades es que la estación de T-Centralen es la única que une todas las líneas de metro. Esta estación fue la primera pieza de arte en este museo subterráneo, en los últimos años de la década de los 50. Peter Celsing es el artista responsable del magnífico aspecto actual de T-Centralen, en la que predominan los blancos y azules.
Al llegar a la parada Solna Centrum, nos introduciremos en un bosque de arbustos. En esta estación lo más llamativo son los techos cavernosos de color rojo intenso, y las paredes verdes, que simulan los arbustos.
Justo debajo de los tribunales de la ciudad, en la isla de Kungsholmen, se halla la estación de Radhuset. En ella todo lo que veremos serán techos y paredes con textura y relieve, en tonalidades parduzcas. El artista Sigvard Olsson, original de Estocolmo, quiso recrear en Radhuset una cueva de arenisca.
Otra de las estaciones más fascinantes de esta capital nórdica, es Kungstradgarden, emula un parque bajo tierra, de hecho, encontraremos rincones con plantas y esculturas de estilo helenístico. El verde es el color protagonista de esta composición, simbolizando la naturaleza y la vida. Las obras de Kungstradgarden, cuentan la historia del antiguo jardín del palacio de Malalosa.
Y así hasta noventa estaciones. Estocolmo es una ciudad para descubrir todos y cada uno de sus rincones, incluyendo las artísticas estaciones de metro. Si la capital escandinava está en la lista de “próximos destinos”, ya tenéis una cosa más que visitar cuando lleguéis.
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