7 de octubre de 2021. Se abrían las puertas de la Academia Sueca. En la mente de muchos, nombres como Liudmila Ulitskaya, Annie Ernaux, Mircea Cartarescu o Haruki Murakami. En la mente del secretario, el hombre trajeado que se disponía a dar la noticia, un nombre que no entraba en las quinielas: Abdulrazak Gurnah.
"Tienes que tener el ego muy grande para pensar en cuándo te van a dar el Nobel"
Entonces, un escritor desconocido cuya obra estaba descatalogada en España. Hoy, un inesperado Nobel de Literatura. "Se otorga este galardón a una persona cada año. Hay 150 escritores más que se lo merecen. ¿Eso significa que no lo merezco? ¡Claro que no! Creo que hicieron una gran elección", nos cuenta Gurnah con una sonrisa. "A todos los escritores les pilla por sorpresa. Tienes que tener el ego muy grande para andar pensando en cuándo te van a dar el Nobel".
El escritor del desarraigo
Sus historias están ahora en todas las librerías, como El desertor, que se acaba de reeditar y que el autor ha venido a presentar a España. Historias que hablan de colonialismo, de desarraigo, de lo que supone huir de tu país, como le ocurrió a él. "Tenía 18 años, era un chaval. Y tengo un recuerdo muy claro del proceso de irme y del pánico, porque tenía que irme de manera ilegal. Sabía que estaba violando la ley, incluso en el avión todo podía irme mal", relata el escritor, que señala que, con el tiempo, "hay cosas que recuerda con más clarividencia".
Se marchó de su Zanzíbar natal en los 60, en plena persecución a los ciudadanos árabes. Y como migrante, siente tristeza, dice, cada vez que ve imágenes como las de Lampedusa. "Que haya personas que tengan que asumir el riesgo de dejarlo de todo, de irse de casa, me da una idea de lo terrible que debe ser la situación de la que intentan huir", reflexiona Gurnah, que añade: "No le puedo decir a los países lo que deben hacer, pero si la vida de la gente está en riesgo, existe una obligación de hospitalidad. Me parece algo tan sencillo como eso. Si alguien te llama a la puerta diciendo que se está está muriendo de sed y de hambre, no cierres la puerta. No le dejes entrar si no quieres, pero no dejes que se ahogue".
La literatura, para dar placer
La literatura de Gurnah ilumina la realidad. Pero no deja de ser eso, literatura. "Los que piensen que los autores tenemos que salvar el mundo están perdiendo el tiempo. Entonces, ¿para que sirve la literatura?", se pregunta el Nobel. "A veces nos enseña cosas que no sabemos, otras nos reafirma nuestras ideas. Nos aporta experiencias valiosas, nos hace sentir que formamos parte de una comunidad... Pero, por encima de todo, la literatura está para dar placer".
"Por encima de todo, la literatura está para dar placer"
El que nos ofrece también su obra, ahora accesible gracias, en parte, a las palabras del señor trajeado, que descubrió al mundo a todo un Nobel de Literatura.