Imaginen un mundo en el que los negros son los amos y los blancos, los esclavos.
Es lo que propone la escritora Bernardine Evaristo en su novela 'Raíces rubias' para que nos cuestionemos lo que supuso el comercio de esclavos. "Esta inversión de roles me ha permitido exponer la historia como una sátira salvaje".
"La sátira es la única manera de tratar temas tan duros"
"Creo que a veces, incluso, me he pasado un poco en algunos pasajes. Es cierto que hay gente a la que no le gusta que se banalice el esclavismo y el sufrimiento humano con el sentido del humor, pero yo creo que la sátira es la única manera de acercarse y tratar temas tan duros", nos cuenta por videollamada
El origen de la esclavitud moderna y el racismo
'Raíces rubias' aborda el papel de Reino Unido en la venta transatlántica de esclavos, una práctica sobre la que se sustenta, según la autora, la esclavitud moderna. "Vemos esclavitud de facto en otras partes del mundo como en India. También hay esclavitud sexual con la trata de blancas, por ejemplo. Todos sabemos que esto existe, conocemos estas historias. Todos sabemos que hay esclavitud en nuestra sociedad, pero no hacemos absolutamente nada".
"Sabemos que aún hay esclavitud, pero no hacemos nada"
También el racismo surge de aquella esclavitud, cuenta Evaristo. "No había racismo contra las personas negras, por ejemplo, antes del esclavismo. Ahora, cuando te consideran parte de una minoría de la sociedad y especialmente cuando te ven como diferente, en un sentido negativo de la palabra, la gente suele agarrarse a los estereotipos para intentar, de alguna manera, entender quién eres".
Ganadora del premio Booker... y "borrada"
Activista desde la década de los 80, Evaristo lo tiene claro: "No hay ni una sola persona racializada en un entorno blanco que no haya sufrido racismo".
Ella lo sufrió en 2019 cuando con su novela 'Niña, mujer, otras' ganó el Booker, el más prestigioso premio literario de habla inglesa. Lo logró a medias con Margaret Atwood y a pesar de que fue la primera mujer negra en hacerse con el premio en sus 53 años de historia, la prensa olvidó su nombre. "Gané el Booker y ni la BBC pudo recordar mi nombre. Me sentí borrada. Dijeron que el premio lo había ganado Margaret Atwood y 'otra autora".
"Gané el Booker y olvidaron mi nombre. Me sentí eliminada"
Paradójico teniendo en cuenta que ya había vendido más de un millón de ejemplares y que la suya era, y es, una de las voces internacionales más importantes en la lucha por la inclusión.