Care Santos recorre las calles de Barcelona a diario. Cada calle le recuerda que no es la primera en pasar por allí y tampoco será la única. No resulta difícil imaginarse la ciudad en el pasado, la escritora lo traslada a las páginas de 'Seguiré tus pasos' (Destino, 2020).
El lector comienza a caminar por Barcelona el día 26 de enero de 1939, "un día extraño, fronterizo entre dos épocas", comenta la escritora. Fueron las últimas horas de Barcelona como ciudad republicana y Santos viene a proclamar, que aún hoy, vivimos esas últimas horas, pero también las que llegaron después y después.
El pasado no pasado
Faulkner lo dijo: "El pasado no está muerto. De hecho, ni siquiera ha pasado". Esta es precisamente una de las obsesiones de Care Santos, por eso nada más abrir su nueva novela, te encuentras con las palabras del escritor del sur. 'Seguiré tus pasos' es una oda a la memoria, porque "somos la consecuencia de un pasado que sigue allí aunque no seamos conscientes".
"Hay dos tipos de personas: las que quieren saberlo todo y las que son felices ignorando"
Reina, la protagonista de la novela, comienza a comprenderlo, pone su empeño en desentrañar la historia de su familia, porque sabe que esa también es su historia. "Hay dos tipos de personas: las que quieren saberlo todo y las que son felices ignorando". Santos pertenece al primer grupo, pero tampoco juzga. Sí que le gustaría que el lector, tras leer su novela, se plantease esta cuestión.
Buscando la novela ideal
Santos escribe para ser leída. Esto, que parece una obviedad, no lo es. Ella ha escrito toda su vida y lleva 25 años publicando. Diferencia entre una literatura "de ensimismamiento" y otra que busca un interlocutor. "¿Qué me gustaría leer a mí?", con esa premisa comienza a llenar el folio de palabras, pensando que "esa novela va ser la mejor que escriba". Ahora, con la historia ya acabada, nos dice que "la novela ideal siempre es la siguiente". Quizás la búsqueda de la perfección sea uno de los principales motores de la escritura.
A vueltas con la verdad
Siendo del tipo de persona que se preocupa por conocer, se pregunta por la verdad. El problema es que "la memoria es lo menos verdadero que existe", pero no desiste en su empeño por encontrarla: "El único lugar donde podemos contar la verdad de manera que parezca objetiva es en la ficción".
"La memoria es lo menos verdadero que existe"
En la ficción el escritor construye un mundo, unos personajes, una historia en torno a ellos. Las palabras del escritor siempre son verdaderas porque están allí, impresas. Así que la narración de Care, dentro de la niebla que siempre envuelve a los personajes de su novela, es como una linterna que pone su foco en el pasado para intentar iluminar el presente.