En casa de David Uclés nunca entró un libro, ni un disco, ni un vinilo, ni una película. "En mi familia tenemos otro tipo de cultura, la relacionada con el campo, con los silencios, con el diálogo...", explica el autor en esta entrevista completa.

"De joven le robaba dinero a mi padre para comprarle libros y meterlos en casa a escondidas"

Tanto es así, que su padre le reñía cuando le veía llegar con un libro. "Me decía que ahorrara, que para qué gastar dinero en un libro, que se lee una vez y no se usa nunca más", recuerda. "Así que lo que hacía era robarle dinero para comprar libros y los metía a escondidas".

El 'best seller' que nadie se atrevía a publicar

Quedamos con él en la librería Ocho y Medio, en Madrid, para hablar del éxito de su tercera novela, La península de las casas vacías, publicada hace justo un año, y cuya adaptación a serie ya está en marcha. "Nada de esto estaba previsto", reconoce. "Yo le decía a un amigo: si no llego a una segunda edición, dejo de escribir. O sea, mi sueño era ese: llegar a una segunda edición, no a la decimoquinta, que es lo que llevamos".

Atrás quedan los 25.000 kilómetros que recorrió para documentarse, los 15 años que tardó en escribirla y todas las veces que la rechazaron. "Decían que Gabriel García Márquez recibió 14 noes, yo creo que 140, le sumaria un cero", comenta entre risas. "Le envié la novela a todas las editoriales medianas y grandes de este país, y a casi todos los premios literarios. Siempre me decían que no".

A quién le va a interesar otra novela sobre la Guerra Civil y, encima, con realismo mágico, que ya no vende, le decían. "¡Yo respondía que no era otra, que era la primera vez que se contaba toda la guerra en una ficción! Se había hecho en el ensayo, pero no en una novela. Pero ni con esas querían publicarme".

"Fue duro dedicarle 15 años a la novela, mi padre casi no me hablaba y mis amigos me juzgaban"

David Uclés tuvo que vivir 15 años con la misma historia en la cabeza, y estuvo a punto de tirar la toalla. "Estaba muy frustrado y tenía un peso muy grande sobre los hombros. Mi padre casi no me hablaba, mis amigos empezaban a juzgarme, a decirme que qué estaba haciendo con mi vida. Yo también me lo preguntaba, ha sido muy duro", explica.

De hecho, la última vez que reescribió la novela se prometió que sería la definitiva. Y llegó su oportunidad.

Luces y sombras de la fama

La editorial Siruela, la misma que apostó por El infinito en un junco, el inesperado best seller de Irene Vallejo, decidió publicar la obra de Uclés, a pesar de tenerlo todo para caer en el olvido. "El día antes de la publicación, en la editorial teníamos mucho miedo", relata el escritor. "Decíamos que iba a pasar una de las dos F: o fama o fracaso".

Y llegó la fama... con todo lo que conlleva. "Voy al psiquiatra desde que se publicó La península...". Lo desveló, con algo de humor, en una columna de opinión. "No tengo ningún prejuicio. Fui de propia voluntad y estoy supercontento. Como ahora tengo muchos jefes y muchas responsabilidades, no duermo. Me acuesto y me pongo a pensar en cosas bonitas, pero no apago la mente", cuenta.

"El día antes de la publicación, en la editorial decíamos que a pasar una de las dos F: fama o fracaso"

La falta de tiempo, el estrés, el agotamiento y los insultos son la otra cara del éxito. "Cuanto más famoso me hago, más me insultan", afirma con cierta resignación. "Los insultos cada vez van a más. En Twitter se reproducen como los gremlins, aparece uno y aparecen 20. No les hago mucho caso, pero algunos sí que lo he guardado, por si pasara cualquier cosa, porque son amenazas".

Uclés tiene claro que le insultan "porque habla de Franco", "¿pero si no se habla de Franco este año, ¿cuándo lo vamos a hacer?", se pregunta.

Contra la desmemoria histórica

El escritor defiende la necesidad de seguir hablando de las consecuencias de la guerra civil española, "nuestra última herida reciente, todavía sin cerrar". "El otro día fui a un instituto y pregunté sobre la figura de Franco, y los alumnos lo primero que hicieron fue defenderlo, argumentando que trajo estabilidad al país".

"El otro día fui a un instituto y, al preguntar por Franco, lo primero que hicieron fue defenderlo"

Y precisamente por eso, asegura David Uclés, es tan necesario luchar por una "memoria democrática fuerte y común". Porque, como se dice en la La península de las casas vacías, "quien no recuerda a sus muertos los mata dos veces".

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