«Aprendí de la vida
a estar siempre alerta,
pero cuando vino a golpearte esa alarma no sonó,
cuando vino a castigarte no se escuchó nada».
Son algunos de los versos que Elvira Sastre le dedicó a su perro Tango cuando supo que estaba enfermo. "Se murió muy jovencito, con tres años", recuerda la poeta. "En la vida no se me había muerto todavía nadie, no había experimentado la muerte de alguien cercano".
"La muerte me daba mucho miedo y con Tango al final la perdí"
Aquella experiencia la llevó a escribir 'A los perros buenos no les pasan cosas malas', un poema convertido ahora en un cuento infantil ilustrado. La escritura y el paso del tiempo le han ayudado a ver con otros ojos el destino que muchos tememos. "La muerte me daba mucho miedo y con Tango al final la perdí", asegura. "Tardé en admitirlo, pero realmente me di cuenta de que la muerte era lo que le había salvado, nadie más podía hacerlo. Reconciliarte con la muerte de esa manera luego te da mucha paz".
Y ese, su aprendizaje más valioso, es el que quiere transmitir a los más pequeños.
Aceptar la muerte
Las ilustraciones de Ayesha L. Rubio permiten acercar a los niños unos versos que no fueron pensados para ellos. El resultado es un libro que, con ayuda de los padres, puede derribar la barrera del tabú de una forma sencilla y amena. "Lo importante es hablar de ello", dice la autora. "Tenemos esta manía de no hablar de las cosas que nos duelen y eso hace que se enquisten un poco. El libro consigue que los niños hablen con sus padres de ese animal que se ha ido. Luego lo recuerdan de una manera bonita".
"Tenemos la manía de no hablar de las cosas que nos duelen"
Elvira Sastre cree que debemos comprender y aceptar la muerte lo antes posible para estar preparados en un futuro. "Es absurdo evitar hablar de la muerte, tarde o temprano vas a tener que lidiar con ella". Puede ocurrir en cualquier momento. A ella le ha tocado pasada la veintena de años. "He descubierto que a veces nos empeñamos en que la gente que queremos esté con nosotros, y al final puede incluso convertirse en un acto un poco egoísta".
"Hasta que tú quieras", le decía a Tango. "Lo intentamos hasta que tú puedas y hasta que tú quieras". Tango tuvo que marcharse, pero dejó una huella que siempre acompañará a Sastre. "Me enseñó a amar a todos los animales. Cuando falleció adopté a Viento y luego vino Berta". Cuenta que le ha cambiado la vida "totalmente, a todos los niveles".
Una mayor concienciación
Desde entonces, Elvira Sastre se ha volcado con todo tipo de iniciativas. Acoge perros en casa, colabora con protectoras y ha pensado en crear una fundación. Asegura que hay mucho trabajo por hacer y que "falta mucha conciencia".
Basta con echar un vistazo a los datos para entender el grave problema que tenemos en España. La Federación de Asociaciones Protectoras y de Defensa Animal (FAPAM) estima que en nuestro país se abandonan 300.000 animales al año, la mayoría perros y gatos. Tres cada cinco minutos. "Llega un momento en el que te dejas de plantear qué le pasa al ser humano", lamenta la escritora.
"Detrás de la compra de un perro hay hembras que están explotadas"
Sastre considera que todavía "falta mucha legislación" entorno a la protección y al bienestar animal, pide "castigos más duros para los que los maltratan" y señala que hay "mucha desinformación", sobre todo en lo que rodea a la compra de animales. "Estoy convencida de que la gente que compra un perro quiere a su animal por encima de todo", dice. "Pero no saben que detrás de eso hay unas hembras que están explotadas y pasando una vida de mierda porque las fuerzan a tener crías".
Aconseja que todo el mundo tenga un perro, pero siempre adoptando. "Te salvan en cualquier momento. Al final necesitamos sentirnos acompañados y queridos, y un perro te lo da siempre. Es una suerte. Una bendición".