El periodista Ignacio Peyró rescata en El español que enamoró al mundo a uno de los personajes españoles más míticos e internacionales. Julio Iglesias, el dandi español que aseguraba haberse olvidado de vivir en una de sus canciones, pero que mostraba esa imagen de máximo vividor de la época, "el reflejo del paraíso para las clases medias anhelantes", según el propio Peyró.

Él ha sido el encargado de analizar la vida del truhan, el señor por excelencia de la España de los años 80. A través de la vida de Julio Iglesias se narra también la historia contemporánea de la España de hoy en día: creció en los últimos años del franquismo, construyó su fama ligada a la transición, incluso sufrió el paso de ETA por su vida personal y ahora influencia también entre los más jóvenes convertido en meme. Al fin y al cabo, la vida sigue igual.

Atención Bad Bunny: Julio Iglesias ya lo hizo antes

Ya lo decía en una de sus letras más conocidas, Julio Iglesias amaba la vida y amaba el amor, y quizás por eso llegó a tanta gente, incluso en el ámbito internacional. "Julio Iglesias, como tantos productos españoles, como El Quijote o como la paella, no deberían funcionar, pero milagrosamente se tienen en pie y resulta que son brillantes", explica con media sonrisa Peyró, que sigue fascinado con este personaje después de haber narrado su biografía.

El gran seductor de España, a quien muchos le atribuyen infinitos hijos, no solo supo conquistar el corazón de tantas y tantas mujeres del tardofranquismo, Julio Iglesias seducía a la cámara cuando estaba en plató, al jurado del Festival de la canción de Benidorm en 1968, al público asistente nacional e internacional, y así llegó hasta Miami, donde alcanzó su apogeo estético.

"Julio Iglesias no admite estar en otra liga que no sea directamente la de Sinatra"

Peyró se deleita describiendo esa estética fuerte y poderosa: "Esos pies en la arena, esos pantalones blancos, esa guayabera, esa piel tostada casi de bronce, esa palmera dormida en el fondo, eso va a ser la estética de Julio Iglesias: riqueza, poder, hedonismo, facilidad y un tipo absolutamente satisfecho de estar en su piel".

Porque esa estética caribeña de la que hoy beben artistas como Bad Bunny o el propio C. Tangana, ya vio la luz en 1992 con el álbum 'Calor' y volvió en 2001 con la portada de 'Divorcio', o en 2004 con su sencillo 'El Bacalao'... Esa camisa guayabera no pasa de moda.

Ni Camilo Sesto ni Raphael: él, como Sinatra

Esa estética, ese triunfo y ese baño de masas que culminaron con su salto internacional le llevaron a otro estatus. O al menos eso sentía el propio Julio Iglesias, que no aceptaba otra comparación que no fuera la del mismísimo Frank Sinatra: "Nunca admite estar en la misma liga que Camilo Sesto o Raphael, nunca admite estar en otra liga que no sea directamente la de Sinatra, ahí es intransigente".

El cantante supo hacer virtud de sus defectos, convirtió sus limitaciones en encanto. Y él no dudó en ir presumiendo por ahí, al contrario de lo que cantaba a una hipotética mujer en su tema de los 80 'Hey'.

Seguidores y haters, muchas son las personas que conocen los detalles de la vida de Julio Iglesias, al menos los que sus canciones, sus películas, sus entrevistas y exclusivas en la prensa rosa nos han mostrado sobre él.

Ignacio Peyró pretende con El español que enamoró al mundo ahondar en lo que se sabe y lo que no se conoce tanto para mostrar un lado diferente del artista que ha marcado a varias generaciones de españoles y latinos en el mundo (y que aún continúa haciéndolo).

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