"Julio Iglesias, como El Quijote o la paella, es un producto que no debería funcionar pero milagrosamente se tiene en pie porque resulta que es brillante". Habla el periodista Ignacio Peyró, que ha retratado al cantante en un libro plagado de anécdotas: El español que enamoró al mundo

Porque hay algo en Julio Iglesias que nos encanta, aunque durante mucho tiempo nos diera vergüenza reconocerlo. Puede que sea nuestro mayor "placer culpable". Nos ha acompañado toda la vida en sus canciones, noches de borrachera en karaokes, revistas y programas del corazón y memes.

"Nuestra relación con Julio Iglesias ha sido darlo por hecho y eso implica perdonar un poco la vida"

Nos sentamos con Peyró en un hotel en el centro de Madrid. Queremos entender cuál ha sido nuestra relación con el cantante a lo largo de todas estas décadas. "Nuestra relación con Julio Iglesias ha sido darlo por hecho, y eso implica perdonar un poco la vida".

Una relación que ha pasado por muchos momentos desde que España quedó fascinada con él tras su victoria en el Festival de la canción de Benidorm de 1968. "Hoy en día uno puede acercarse a Julio Iglesias sin tener mala conciencia cultural", asegura el periodista, "y eso, en los setenta y en los primeros ochenta, no pasaba".

El secreto del éxito

Pero, ¿cuáles son las razones de su éxito? Para el autor de la biografía fue que "supo hacer de su inglés más que limitado, y con un fuerte acento de Chamberí, algo característico que jugara a su favor. Todos sus gestos, el ser menos flexible que una escoba, hasta las limitaciones de su voz ha sabido transformarlas en encanto. Y en un pack único, que le da complejidad y matices que no tienen otros tipos muchos más obvios".

Él éxito le llevó llevó a otro nivel. Eso creía él, que "no aceptaba otra comparación que no fuera la del mismísimo Frank Sinatra", cuenta Peyró. "Nunca admite estar en la misma liga que Camilo Sesto o Raphael, nunca admite estar en otra liga que no sea directamente la de Sinatra, ahí es intransigente".

Iglesias triunfó donde Aznavour y Roberto Carlos fracasaron, y fue el primero en ver que en Miami estaba el negocio. Otra particularidad está en que la historia del cantante está íntimamente ligada a la de España a través de sus comienzos en el Festival de Benidorm, Eurovisión, el NODO, el Real Madrid y la Transición.

La primera noche electoral que vivía este país desde la II República fue amenizada con un programa especial en el que Julio Iglesias estrenó su hit Soy un truhan, soy un señor, un tema compuesto por el Dúo Dinámico, productores habituales de sus discos de la época. Una canción a medias entre la parodia y la biografía para la que hay que tener mucho arte para defenderla, y él lo hace como nadie.

ETA, la Preysler y los memes

También tenemos que hablar de ETA para hablar de Julio Iglesias. En 1981 la banda terrorista secuestró a su padre, algo por lo que, según contó en su momento, se sintió culpable. Muy sonado también fue su romance y posterior ruptura con Isabel Preysler, cuya relación cambió por completo la prensa rosa de nuestro país. Y llegados los 90 y la burbuja inmobiliaria también tenemos que mencionar al cantante.

"Al estar fuera de la moda, es ajeno a ella y, por lo tanto, no pasa de moda"

Ahora, una nueva generación de jóvenes quizá lo haya conocido gracias a los memes. Y siempre, siempre, ha sabido caer con gracia. "Su gran secreto es que sabe hacerse perdonar con esa cosa un poco traviesa que ha tenido siempre".

Y a todo esto ha sobrevivido, porque como dice Peyró: "Al estar fuera de la moda, es ajeno a ella y, por lo tanto, no pasa de moda". Y es que no tiene que seguir las modas quien es su propia moda.

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