"Yo, por mí, no contaría absolutamente nada", dice Íñigo Redondo sobre su novela. Y yo no puedo estar más de acuerdo. Resulta complicado hablar de una obra que se disfruta más cuánto menos información se tiene de ella. 'Todo esto existe' (Literatura Random House, 2020), tiene una trama sencilla, fácil de reventar en pocas palabras. "Cada vez que veo algún artículo, siempre, siempre hay spoilers. Pero lo que para mí es un spoiler para la editorial es un gancho", cuenta Redondo entre risas.
"Lo que para mí es un spoiler para la editorial es un gancho"
Nos situamos en Ucrania en los años 80. Alexéi, director de una escuela de primaria, acaba de ser golpeado por el desamor y solo encuentra consuelo en el vodka. Su vida se cruza con la de Irina, una estudiante de apenas 16 años. Un día, Irina le pedirá algo a Alexéi: "secuéstrame". "Incluso eso me parece contar mucho", dice Redondo. Yo me consuelo pensando que es un gancho.
Historia de un confinamiento
'Todo esto existe' es también, en cierto modo, la historia de un confinamiento. Nadie está a favor de un secuestro, pero Redondo construye una relación tan íntima y tan profundamente humana entre Alexéi e Irina, que es imposible no empatizar -y encariñarse, incluso- con ambos personajes. "Quiero que cuando estés leyendo no te sientas limpio y cómodo en el sofá de tu casa", cuenta el autor. "Quiero que te sientas comprometido con la historia. Una historia en la que tienes que, de alguna manera, justificar una mala decisión a cambio de no tomar decisiones aún peores".
"Quiero que cuando estés leyendo no te sientas cómodo en el sofá de tu casa"
Ese ¿y ahora qué hago? acompaña al lector durante toda la historia. Hacernos dudar, ponernos en la piel del otro, comprender puntos de vista opuestos a nuestras ideas es lo que pretende la novela. Y es, precisamente, todo lo contrario a lo que está ocurriendo estos días en nuestro entorno.
Contaminados por el exterior
"No hay voluntad de intentar entender el punto de vista del otro", lamenta el escritor. Si algo hemos aprendido estos días es que la sociedad es capaz de polarizarse todavía más si cabe.
El confinamiento ha reforzado la burbuja social de las redes sociales. Encerrados en casa, los estímulos externos -televisión, radio, prensa digital, redes sociales…- se magnifican. "Hay millones de bulos, millones de fakes, millones de cosas absurdas como Vox haciendo campañas ridículas. (…) Hay muchas tendencias para intentar detectar los bulos y eliminarlos -continúa Redondo-. Está bien que ocurra, pero el tío que se quiere creer una gilipollez, no va a dejar de hacerlo porque aparezca en una web que detecta fake news".
"El tío que se quiere creer una gilipollez, no va a dejar de hacerlo"
Todavía parece lejos la vuelta a la normalidad -suponiendo que llegue en algún momento-. Pero él tiene algo claro: "Vamos a salir más radicalizados, es una cosa loquísima".
Una novela rechazada durante años
Íñigo Redondo, arquitecto de profesión, fue cosechando noes durante años. Confiaba en su novela, pero ninguna editorial quiso apostar por ella. "Desde 2015 hasta 2018 estuve dando la chapa", cuenta. Finalmente fue Carmen Riera, editora de Literatura Random House, la que dio el paso tras leer la sinopsis y solo cinco páginas.
Una historia, por cierto, muy jugosa para un departamento de marketing, pero que esta novela no necesita para triunfar.
Sergio del Molino ha definido el libro como "devastador en casi todos los sentidos de la palabra: una caída a los infiernos". Y es ese sentimiento, el de devastación, el que más siente uno cuando lee la última frase de 'Todo esto existe'. "No me imaginaba que el final pudiera ser tan duro. Para el lector igual ha sido un poco bestia", dice Redondo entre risas. Y vaya si lo ha sido. Una sensación que aumenta días después, cuando la historia todavía te ronda la cabeza.