En torno a Leonardo da Vinci continúa habiendo más preguntas que respuestas. Un aura de misterio lo impregna a él y a su obra, lo que hace que cinco siglos después de su muerte siga generando tanta fascinación.
Uno de los que se reconoce completamente seducido por el genio es Carlo Vecce. Tal es su obsesión que ha terminado convirtiéndose en uno de los mayores expertos en Renacimiento del mundo. Un título, claro, que no se consigue de la noche a la mañana: Vecce ha dedicado su vida a investigar, estudiar, hojear manuscritos, corroborar teorías, comparar documentos o visitar archivos en busca de intentar dar luz a alguna de las sombras que tanto insomnio le han causado.
"No era capaz de respirar. Necesité parar, dejar el manuscrito donde estaba, cerrarlo, levantarme e ir a tomar un poco de agua y de aire"
Y fue precisamente visitando un archivo, el Estatal de Florencia, cuando hizo el gran descubrimiento de su carrera: "No era capaz de respirar. Necesité parar, dejar el manuscrito donde estaba, cerrarlo, levantarme e ir a tomar un poco de agua y de aire. Después de treinta minutos regresé y volví a leerlo. Pero es que no me lo creía. Decía: es imposible", cuenta emocionado aún hoy.
De hecho, Vecce pasó los siguiente meses recopilando pruebas que pudieran demostrar que sus ojos le engañaban, que el incunable que había tenido frente a él, escrito de puño y letra por el notario Piero da Vinci, padre del genio, no era el acta de liberación de la esclava circasiana Caterina, la madre de Leonardo da Vinci. Pero no fue así.
La esclava
Leonardo da Vinci (1452-1519) era el hijo ilegítimo del notario Piero Fruosino di Antonio da Vinci. Cuando Leonardo cumplió diez años, lo envió a Florencia a trabajar como aprendiz en el taller de Andrea del Verrocchio, el pintor, escultor y orfebre más importante de la República Florentina en la época. Lo que vino después, se sabe: el hijo bastardo del notario se convirtió en el artista italiano más famoso de la Historia.
"Caterina era una esclava. Venía del Cáucaso. Probablemente de un día para otro la apresaron y fue vendida y revendida"
Un artista que, sin embargo, pasó su vida sin mencionar a su madre. Gracias a investigaciones relativamente recientes sí se ha podido concluir que "La Caterina", esa mujer a la que Leonardo mencionaba de vez en cuando, era la mujer que lo había engendrado. Pero no se sabía nada más de ella. Las teorías eran muchas y varuadas: ¿Era una adúltera? ¿Una campesina? "No. Era una esclava. Venía del Cáucaso (en la frontera entre la actual Georgia con Rusia). Probablemente de un día para otro la apresaron y fue vendida y revendida", explica Vecce.
Gracias a un arduo trabajo, el experto italiano ha podido reconstruir parte de la vida de esa esclava porque ha encontrado rastro de ella. Desde Venecia, lugar al que llegó, como esclava, desde Constantinopla. Y de ahí fue enviada a Florencia, donde conoció al joven Piero da Vinci, que nada más verla -supone Vecce- se enamoró de ella. Caterina era propiedad de Ginevra, una rica florentina.
'Caterina'
Para conocer el resto de la historia hay que leer Caterina, la novela en la que Vecce plasma su investigación."Es una novela en la que no hay nada de ficción", señala. Intenté escribir un ensayo académico, pero no lo conseguí. Era como si Caterina me pidiera que contara su historia así. Porque hoy en día sigue habiendo muchas Caterinas".
Pero el libro, que ha sido número uno de ventas en Italia, funciona también como una especie de prefacio a la vida de Leonardo da Vinci, en la que se revelan partes bastante desconocidas de su vida (como que su abuelo Antonio, padre de Piero, pasó más de una década trabajando como mercader en Barcelona).
Además, en Caterina también se hace una crónica de cómo era la Italia del Renacimiento en la que, por mucho que nos hayan contado lo contrario, no era oro todo lo que relucía. Prueba de ello, la triste historia de la madre esclava de Leonardo.