Somos blanditos por fuera, propensos a enfermar, un golpe mal dado nos puede matar y, con todo, hemos llegado hasta hoy.
Como aclara la directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y autora de 'Homo imperfectus', María Martinón-Torres, "vivimos con más enfermedades, pero no morimos de más enfermedades".
La fuerza de una especie
Hemos conseguido enfrentarnos a ellas y hemos desarrollado habilidades que nos permiten sobrevivir. El truco es que ya no necesitamos ser fuertes como individuos, lo somos como especie. "Nuestra anatomía, nuestro metabolismo, trata de adaptarse a un mundo cambiante, pero tenemos también una evolución tecnológica".
"Nuestro metabolismo trata de adaptarse a un mundo cambiante"
Incluso hemos desarrollado leyes que nos protegen de nuestra violencia. "Nuestra cultura, nuestro conocimiento, puede matizar, contener y cambiar esa pulsión innata que tenemos", cuenta Martinón-Torres.
Hacer de las fragilidades una ventaja
Hemos transformado nuestros hándicaps en ventajas, como la vejez. Dice Martinón-Torres que "vivimos más años, no para seguir teniendo hijos, sino para sacar adelante esos hijos y a los hijos de los demás, porque tenemos esas relaciones tan complejas más allá de las familias nucleares".
"Vivimos más años para sacar adelante los hijos de los demás"
Y ser el único animal que pasa por la adolescencia, también tiene su explicación. "Cuál es el sentido de esta broma", se pregunta la antropóloga, "que cuando ya parece que somos adultos pasamos por esta etapa que nos pone todo patas arriba". Pues es algo así como ser becarios de la edad adulta. Ponemos en práctica las competencias que hemos aprendido en la infancia, pero en un entorno seguro.
Cuando le preguntamos a ella qué misterio le gustaría resolver, nos cuenta que "adónde será capaz de llegar el ser humano".