Si bien a los periodistas nos gusta tratar a los cocineros como a estrellas del rock (no sé de dónde viene esta costumbre, la verdad), la pregunta es si ha llegado el momento de ponerse iconoclastas.
"Cocinar no es más que un oficio", dice la cocinera Maria Nicolau, "y ha llegado el momento de considerar a los cocineros personas humanas, como a un albañil o a un mecánico, sobre todo cuando a veces trabajando rozan la raya de lo que es esclavitud y el maltrato".
Historia de una epifanía
Maria Nicolau estaba un día en clase, en la facultad de Sociología, cuando se proyectó a sí misma siendo una mujer adulta funcional, y lo que descubrió le aburrió tanto que se levantó inmediatamente y salió por la puerta para no volver jamás.
"El libro es el resultado de estar durante muchos años pensando que si me ponía una GoPro en la cabeza nadie me creería"
Lo dejó por galletas, eso cuenta en ¡Quemo!, este libro de memorias en el que recoge algunas de esas anécdotas que parecen increíbles: "El libro es el resultado de estar durante muchos años pensando que si me ponía una GoPro en la cabeza nadie me creería".
Su nueva carrera entre fogones la ha llevado por todo el mundo, a trabajar en cocinas de todo tipo y a vivir experiencias tan "alucinantes" como saludar al Papa de Roma o acabar dirigiendo la cocina de un hotel de lujo.
También para muchos días malos, en los que a pesar de todo, nunca pensó en tirar la toalla. "Jamás, ni el peor de los días", asegura.
Libro con recetas
Y nos lo cuenta en su nuevo libro, una especie de Como agua para chocolate, la famosa novela de Laura Esquivel, pero con mala leche, en el que pretende "hablar de cocina, pero fuera de la cazuela y dentro de la chaquetilla de cocinero".
Un libro con recetas, pero no un libro de recetas, en el que "las recetas están ahí", cuenta, "para explorar nuevas formas de explicarlas y llevarte a la boca algo físico que acompañe y dé textura, sabor y olor a lo que estás leyendo".
Un regalo multisensorial que acompaña, en primera persona, el gran salto que dio la gastronomía de nuestro país dejando de ser oficio para convertirse en arte.