José Antonio Primo de Rivera fue desenterrado de una fosa común y llevado a hombros hasta la gloria imperial, para escenificar la victoria y la nueva etapa que se abría tras la guerra que enfrentó a un país. Una puesta en escena que convertiría a un personaje sin demasiada trascendencia histórica en todo un héroe, un mártir, casi un profeta.
"Cada 10 kilómetros fijaron monolitos con inscripciones que decían: 'Por aquí pasó el cadáver del fundador de La Falange"
Presentes es una obra que describe los 467 kilómetros que recorrió la comitiva fúnebre que acompañaba los restos mortales del fundador de la Falange. "Lo llevaron desde la playa de Alicante hasta la piedra del monasterio del Escorial, donde reposan los reyes y el imperio del país", cuenta Paco Cerdà, también autor de El peón y 14 de abril. "Cada 10 kilómetros fijaron monolitos de mármol con inscripciones que decían: Por aquí paso el cadáver del fundador de La Falange".
Gloria y miseria
Una gran puesta en escena cuidada hasta el mínimo detalle para glorificar su figura y construir una memoria colectiva de grandeza, todo organizado con un mensaje claro: "Aquí hay nuevos amos, aquí mandamos nosotros. Temednos".
El libro cuenta un capítulo de la España más negra que refleja el contraste de las dos realidades que vivía el país durante la posguerra. Por un lado, la gloria que intentaba reflejar el nuevo régimen y, de otro lado, la pobreza y la miseria en la que se encontraba el país y la persecución a los represaliados. "Esa otra España, que se escondía y se intentaba ocultar, de presos exiliados, de maestros represaliados", cuenta Cerdà. "Aquella España oculta que el fascismo quería esconder".
Vencedores derrotados
Una España que dejó a un bando vencedor que también perdió mucho en esa guerra. Miles de hombres quedaros mutilados para siempre y se vieron impedidos de por vida por las graves secuelas. El Estado creó para ellos la Orden de los Caballeros Mutilados. "Eran supuestos vencedores de guerra que quedaron auténticamente desgraciados, como Andrés, un mutilado de guerra que perdió la mandíbula y no podía ni masticar".
El autor traza un relato de los presentes durante aquellos 11 días y 10 noches, un recorrido que atravesó pueblos y ciudades. Algunos asistieron voluntariamente, otros no tuvieron más remedio. Una realidad plagada de miedo, con muchas caras y un difícil contexto histórico por delante.
"La intención era reflejar a todos aquellos represaliados que también estaban presentes en esa nueva España"
De todo ello habla Paco Cerdà en su nuevo libro. "Una de las intenciones era dibujar la minúscula de la posguerra española, las historias de todos aquellos represaliados y exiliados que también estaban presentes en esa nueva España".
Presentes es un viaje al corazón de las tinieblas de aquel otoño de 1939.