Lorenzo Silva
Editorial: Destino
Año de publicación original: 2025
En aquellos días tan raros del confinamiento, cuando nuestras calles parecían haberse quedado dormidas y la incertidumbre se respiraba a cada paso, emerge Las fuerzas contrarias.
Esta última entrega de la saga de Bevilacqua y Chamorro (la decimocuarta, después de casi treinta años de aventuras compartidas) nos golpea justo cuando el recuerdo de la pandemia aún se siente en el aire, recordándonos que, incluso en los momentos más desconcertantes, siempre hay espacio para un poco de coraje.
Lorenzo Silva logra capturar ese ambiente de aislamiento y confusión del COVID-19
Desde su mismo arranque, Lorenzo Silva logra capturar ese ambiente de aislamiento y confusión que caracterizó la irrupción del COVID-19 en nuestro país. Los días en que las calles se vaciaban y el miedo se mezclaba con la esperanza se hacen presentes en cada rincón de la novela. No es casualidad que el autor elija este escenario para plantear uno de los casos más complejos que han vivido los emblemáticos guardiaciviles.
La doble investigación (dos muertes que, al parecer, son solo la punta del iceberg de una trama mucho más oscura) sucede en medio de una crisis sanitaria que deja en evidencia cómo, en tiempos de calamidad, emergen fuerzas contrarias (de ahí el título de la novela) al bien común y a la esperanza compartida.
Crímenes y pandemia
A lo largo de sus 404 páginas, Bevilacqua y Chamorro se enfrentan a un reto que va más allá del esclarecimiento de dos crímenes. La investigación se convierte en un pretexto para explorar la intimidad de una relación forjada en el tiempo, en la lucha diaria contra adversarios tanto visibles como invisibles.
La prosa de Silva no se limita a describir hechos y procedimientos policiales. Se adentra en la psicología de sus protagonistas, revelando cómo el peso de la experiencia y la convivencia de casi treinta años los han moldeado y, al mismo tiempo, los ponen a prueba en un contexto tan perturbador como el de la pandemia.
La investigación se convierte en un pretexto para explorar la intimidad de una relación forjada en el tiempo
Las fuerzas contrarias conjuga la estética del género negro con una profunda reflexión social. Silva nos invita a mirar más allá de la superficie del crimen. Las muertes que investigan Bevilacqua y Chamorro no son simples hechos aislados, sino manifestaciones de una realidad compleja en la que las fuerzas adversas se hacen sentir de manera ineludible.
El relato se construye en torno a un contraste: por un lado, la soledad y el desconcierto generados por el confinamiento, y por otro, la inquebrantable conexión entre los dos protagonistas. La complicidad que los une, fruto de años de trabajo conjunto y de experiencias compartidas, se ve desafiada por el dolor y la incertidumbre de un mundo al borde del colapso.
Su historia más íntima
Lorenzo Silva utiliza esta dualidad para explorar la evolución de la relación entre Bevilacqua y Chamorro, que, a pesar de haber transitado por innumerables casos a lo largo de su carrera, se muestra ahora más humana y vulnerable que nunca. Podríamos decir sin miedo a equivocarnos que estamos antes el caso más íntimo al que tenido que hacer frente a sus protagonistas.
Cuando hablamos de estos personajes no podemos olvidar El alquimista impacienteo La marca del meridianopero nunca hasta ahora la relación entre ellos había llegado a las cotas que llega en la obra que tenemos entre manos.
La investigación forzará a los personajes a enfrentarse a sus propios demonios
El ambiente de crisis que permea la novela es, en sí mismo, un personaje más. La pandemia actúa como catalizador de emociones y decisiones. Las calles desiertas, las conversaciones interrumpidas por el zumbido constante de la alarma sanitaria y la sensación de estar viviendo en un tiempo suspendido se filtran en cada capítulo, haciendo que sintamos de forma casi tangible la tensión que se respiraba en esos días y que, por fortuna, muchos ya hemos casi olvidado.
En este contexto, Las fuerzas contrarias adquiere una dimensión metafórica que va más allá de la mera investigación criminal.
Equilibrio narrativo
La desaparición de una mujer en Badajoz poco antes de que se decrete el estado de alarma, hace que un agente del equipo de Bevilacqua y Chamorro se infiltre en el vecindario del principal sospechoso y continúe su investigación durante el confinamiento. En paralelo, la aparición de una anciana muerta en su casa en Toledo no encaja con las numerosas bajas por COVID-19 que se multiplican por todo el país.
Lorenzo Silva presenta una reflexión sobre la condición humana en tiempos de crisis y un homenaje a nuestros mayores
Dos crímenes difíciles de investigar por las limitaciones del momento, donde no hay seguimiento a sospechosos posible ni facilidad para verse. Y es aquí, en las dificultades, donde Lorenzo Silva demuestra, una vez más, su buen hacer a la hora de equilibrar lo personal con lo social. Porque no se limita a desgranar dos homicidios supuestamente relacionados, sino que nos presenta una reflexión sobre la condición humana en tiempos de crisis y un homenaje a nuestros mayores que tanto sufrieron la pandemia.
La trama se despliega con un ritmo medido, que permite a los protagonistas (y a nosotros, por supuesto) asimilar la magnitud del cambio que supone vivir un momento histórico tan complejo. Es precisamente en este intersticio entre la realidad de un virus implacable y la lucha interna de cada individuo donde la narrativa encuentra su fuerza. Y si hay algo que le sobra a Las fuerzas contrarias es justo eso: fuerza.
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