Naomi Klein
Editorial: Paidós
Traductora: Ana Pedrero e Ignacio Villaro
Año de publicación original: 2023
Naomi Klein pasó de ser una reputada escritora feminista a principios de los años 90, a una colaboradora habitual en podcasts, cadenas y programas de la extrema derecha estadounidense. En pocos años sus arengas sobre las vacunas, la implicación de potentes y secretas organizaciones de control mundial, terminaron por derribar una credibilidad forjada en una década. Una carrera en picado; al menos para los estándares de la propia Klein, quien veía con preocupación cómo su Doppelganger 'maligno' se diluía entre su propia persona.
Toda la información antes mencionada es falsa. Quizás no falsa, pero sí errónea. La Naomi del primer párrafo no responde al apellido de Klein, sino al de Wolf. Aunque todos los otros datos siguen siendo ciertos. Sus nombres han sido motivo de equivoco a lo largo de la carrera de ambas mujeres. Un desliz fatal teniendo en cuenta sus posiciones políticas radicalmente contrarias.
Klein reflexiona sobre los dobles digitales, creados por nosotros o encumbrados por otros alrededor de nuestros avatares tecnológicos
Con la aparición de las redes sociales, Klein recibía a diario respuestas o comentarios a declaraciones de Wolf. Ambas habían emprendido carreras distintas. La doctrina del shock le había servido a la primera como puerta de entrada a concienzudos comentarios políticos, apoyados en datos recabados durante años de investigación. La segunda iba dejando un reguero de estadísticas sin confirmar, entrevistas incómodas, artículos polémicos y una deriva cada vez más nacionalista.
La editorial Paidós publica en nuestro país Doppelganger, desde donde Klein reflexiona sobre una situación que la atormenta profesionalmente desde hace décadas. Aprovechando esta coyuntura, la autora se permite también profundizar sobre otros dobles, los digitales. Aquellos creados por nosotros o encumbrados por otros alrededor de nuestros avatares tecnológicos.
Dr. Wolf y Mr. Hyde
La pandemia trajo un caldo de cultivo ideal para la conspiración y el miedo. El preparacionismo (individuos entrenados y pertrechados para una posible contingencia apocalíptica) proliferó tras la paranoia de un golpe de Estado, los estragos de una tormenta solar o la amenaza del deep state de Washington. Foros crípticos como QAnon arrastraron a millones de usuarios a través de ideas y teorías cada vez más peregrinas. Una fractura social que tuvo su culmen con el asalto al capitolio en la capital norteamericana en enero de 2021.
La escritora se adentra en la vida al otro lado del espejo, el espejismo de una realidad conformada por nuestros gustos e ideologías. Un terreno en constante disputa entre quienes pugnan, desde uno y otro lado, por controlar el relato. Una lucha en la que también terminamos por considerar a nuestros némesis malignos, evitando alinearnos con mensajes que puedan confundir nuestra postura, incluso cuando podríamos estar de acuerdo con ellos.
Lo que el algoritmo regurgita
A medida que Naomi Wolf se iba haciendo más ubicua entre los medios trumpistas, los mismos que alimentaban los sueños febriles patriotas, Klein seguía obsesivamente la carrera de su doble. La escritora empezó a preocuparse por expresar opiniones que pudiesen ser coincidentes con las de su homóloga. Manifestar su preocupación por la posición de Bill Gates con respecto a la distribución que las farmacéuticas hicieron de la vacuna contra el COVID, por ejemplo, podría inducir a más equívocos. No solo los de los lectores poco atentos, también las que podrían ser inflamadas por los algoritmos que regurgitaban las posiciones de ambas, indistintamente, a millones de usuarios.
La escritora pasó a formar parte de la vida de Wolf, siguiendo de cerca sus intervenciones. Pendiente del espacio que la extrema derecha le brindaba cada vez más habitualmente. Consternada por el efecto que esto podría tener sobre su marca personal. Preguntándose exactamente cuál era esta antes y qué había perdido exactamente.
Logos y dobles
Tras la publicación de No Logo, su autora se enfrentó a quienes la acusaron de haber creado una marca a costa de un ensayo contra el capitalismo. Un concepto todavía ajeno en un mundo en el que los usuarios de internet todavía no enarbolaban sus cuentas como si de pequeñas empresas se tratase.
Klein ha escrito un libro en el mismo tono que sus preocupaciones: personales y exhaustivas, donde sortea con agilidad los obstáculos que ella misma arroja en su camino
Wolf hizo lo propio con la suya. Pasó de escribir en blogs a subir vídeos a YouTube y Facebook desde los que alimentar sus arengas, atrayendo a un público que no había accedido a sus libros a través de los medios que ya no colaboraban con ella. Klein mantenía una presencia en redes más discreta, evitando incluso comentar sobre las declaraciones de "La otra Naomi" por miedo a que atrajese más errores.
Doppelganger arranca como una nota al pie. Una fe de erratas sobre dos vidas que sería difícil prolongar más allá de la anécdota, aún menos a lo largo de sus 400 páginas. Sin embargo, Klein consigue enganchar desde el primer momento, sorteando con agilidad los obstáculos que ella misma arroja en su camino. Un libro escrito en el mismo tono que sus preocupaciones: personales y exhaustivas.
Las reflexiones que se descuelgan de esto se presentan casi como detalles íntimos, a menudo inconexos, encontrando un punto en común desde el que reconectar con un discurso que cambia a la misma velocidad que el de nuestros avatares digitales. Una forma de metonimia desde la que experimentamos el mareo de conclusiones y datos que parecen agolparse, al mismo tiempo que su autora nos reconduce hacia reflexiones más profundas.