Montse Sánchez Alonso
Editorial: Tránsito
Año de publicación original: 2025
El nombre de Ada significa "encargo de Dios", pero en las tierras de Nome, un área al este del actual estado de Alaska, ninguna criatura había sido llamada así hasta la llegada de los colonos. En El hielo de los suyos, Montse Sánchez Alonso nos sumerge en la vida de Ada Blackjack, una joven iñupiat que, en el año 1921, embarca rumbo al Ártico Norte con cuatro exploradores blancos.
La expedición, liderada por el canadiense Allan Crawford y organizada y financiada por Vilhjalmur Stefansson, pretendía alcanzar la isla de Wrangel, al norte de Siberia, para reclamarla como parte de Canadá, entonces todavía adscrita al Imperio Británico. Ada, que parte como costurera y cocinera, fue la única superviviente a unas condiciones extremas.
Víctima de varias violencias
Montse Sánchez Alonso cuenta una historia ya lejana en el tiempo, pero actual en todos los sentidos: la deshumanización de la otredad y su explotación y sometimiento para fines económicos. En El hielo de los suyos vemos cómo Ada Blackjack es sometida no solo a la violencia colonizadora que arrebata a los nativos sus tierras, sus tradiciones y su sistema de creencias, sino a la violencia patriarcal.
Ada Blackjack es sometida no solo a la violencia colonizadora que arrebata a los nativos sus tierras y sus tradiciones, sino a la violencia patriarcal
"¿De dónde les nace el desprecio? ¿En qué parte del cuerpo se les arraiga? ¿Por qué siendo tan jóvenes tienen dentro esa rabia tan vieja?", se pregunta la protagonista en un momento de la historia.
La novela retrata también la vergüenza identitaria y de clase y de cómo ésta permite y perpetúa la violencia colonial. "Los blancos nos maltratan porque olemos como animales", asegura la madre de la iñupiat, que no solo castiga a Ada con un nombre bíblico, sino que es verduga dentro del juego de los hombres blancos: arrebata a su hija la posibilidad de crecer cerca de su tribu y la obliga a despojarse de su identidad.
Tierra se escribe 'nuna' en inuit
Y esta identidad no puede ser comprendida sin el protagonismo que Ada comparte con aquella que somete a todos los hombres, mujeres y criaturas, que no es justa ni benevolente y que bajo su reinado la muerte es terriblemente democrática: la naturaleza.
Esta novela nos sumerge en unos paisajes heladores y bellísimos, donde el frío y el invierno hacen de reloj para sus habitantes
Ante todo, la novela nos sumerge en unos paisajes heladores y bellísimos, donde el frío y el invierno hacen de reloj para sus habitantes. Las descripciones que Montse Sánchez Alonso nos regala nos permiten viajar un rato al Ártico y sentir el poder colosal que la tierra tiene sobre nosotros, los seres humanos.
Gracias a Ada comprendemos la conexión, respeto y conocimiento que estas tribus tienen de la naturaleza y cómo el trato que los hombres blancos la profesan, "jóvenes déspotas obsesionados por hacerse ricos con el oro y el comercio de pieles en lugar de con sus talentos" —reflexiona Ada— es antagónico a su cultura.
Mitad madre, mitad oso
El hielo de los suyos comienza siendo una novela de conquista y aventuras y se transforma en el viaje expiatorio de una joven nativa que recupera su identidad y se reconcilia con su cultura. "Su vida no está sometida a ningún designio más allá del hielo", escribe Montse Sánchez Alonso. Y es que, para Ada y para todos los iñupiat, no hay más religión que el hielo de los suyos.
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