Agustín Márquez Díaz

Editorial: La Navaja Suiza

Año de publicación original: 2024

Legado es el libro que escribirías para escapar de tu destino, si tu destino fuese un perro sarnoso que te ha cogido cariño y te persigue por la calle. Pero no es nada fácil escapar de lo que la vida te tiene preparado. Ya sea lo que han cocinado los genes a lo largo de los siglos o las herencias en forma de traumas que cada padre siembra en la mente de sus hijos.

Agustín Márquez Díaz construye una novela en la que el miedo y el dolor de los demás termina siendo de uno mismo. Un texto con el que comprobar que, a pesar de que sabemos que tratar de huir no tiene sentido, lo hacemos, corremos, tratamos de esquivar patrones aprendidos, intentamos no repetir errores y, después, afrontamos que el legado es insorteable.

El tiempo infinito

Gabriel es un hombre de unos 40 años, padre de dos niñas, hipocondríaco debido a un trastorno obsesivo compulsivo. Una enfermedad, la hipocondría, que heredó de su padre. Cuando a éste le detectan una masa con muy mala pinta en el hígado (que afecta a la vesícula y al estómago), Gabriel repasa su relación con su progenitor.

Y en cada conversación, en cada recuerdo, el legado que su padre le ha ido dejando, la manera sutil con la que ha ido moldeando el hombre que ahora es, se clava en el ánimo de Gabriel, que asume que no hay manera de huir de su propio destino.

Esas idas y venidas, la mezcla de recuerdos con el tiempo presente, las reflexiones que se apoyan ahora en 1995, ahora en 2006, ahora en 1986, hacen que la novela tome una forma unitaria compleja. Sin importar realmente de cuándo estemos hablando, el legado que nuestra familia nos deja nos marcará toda la vida, desde nuestro nacimiento hasta el fin de nuestros días.

Agustín Márquez Díaz juega con habilidad así con los tiempos y los escenarios, dando una continuidad no cronológica a un texto que se funde en la cabeza del lector. Plagado de metáforas vivaces y luminosas ("Su sistema digestivo poseía la misma fragilidad que la opinión de un abuelo en una residencia") y trufado de comparaciones tan oscuras como un mal presagio ("Un hipocondríaco con TOC prefiere estar muriéndose que estar viviendo con incertidumbre. Todo son beneficios").

El legado positivo

Legado es una de esas novelas que se leen fácilmente, con una sonrisa en la boca. Un texto escrito con agilidad y talento que te va helando la mueca en la cara según vas pasando las páginas. Una novela que radiografía el cerebro de una persona con trastorno obsesivo compulsivo e hipocondría, que te explica cómo funcionan los mecanismos de su cerebro para estar siempre alerta, siempre con la ansiedad a tope.

Pero también es una novela sobre la familia, sobre cómo la gente que más daño te hace es también la que mejor te puede aliviar. Legado hace especial hincapié en el carácter mundano de cada uno de nosotros. En lo sencillos, vulgares y comunes que somos a pesar de que nos creamos únicos constantemente.

Y es en esa unidad, en esa vulgaridad donde reside la grandeza del ser humano. Porque somos todos muy parecidos y sufrimos por cosas semejantes. De modo que quien nos ha llevado por el camino del drama nos puede orientar a salir de él, porque él ya ha transitado por allí antes.

Una novela en la que, a través de la catarsis de sus personajes y la tragedia que es la vida, nos invita a ver la belleza que nos rodea y lo bonito que es vivir, a pesar de problemas, enfermedades y decesos. Porque todos, al final, terminamos adoptando a ese perro sarnoso llamado destino, al que, es inevitable, se le termina cogiendo cariño.