Elena Ferrante
Traductora: Celia Filipetto Isicato
Editorial: Lumen
Año de publicación original: 2011
Por Silvia Campillo
A pesar de ser mi libro favorito de la vida, soy incapaz de enumerar una lista de motivos objetivos cuando lo recomiendo. Quizás porque La amiga estupendano tiene una gran trama que enganche desde el principio, ni tampoco (o al menos aparentemente) grandes giros, ni un estilo innovador.
Sin embargo, cuando se empieza a leer, cuesta dejar de hacerlo. Pero no se pasan páginas raudamente, con esa ansia con el que lee un buen thriller, ni el fervor de tener entre manos una mítica (aunque predecible) historia romántica.
Aquí el enganche es distinto. Todo es mucho más tranquilo, pero profundo y emocional. Porque, desde el primer momento, el lector se convierte en el espectador de la vida de dos niñas, de dos amigas, de un barrio marginal del Nápoles de los cincuenta que, irremediablemente, marcará, de una forma o de otra, su existencia.
Una historia sobre la amistad
Esas niñas son Lenú y Lila. Sus vidas, desde la infancia a la madurez, son el hilo conductor de la saga Dos amigas, la tetralogía superventas de Elena Ferrante, seudónimo tras el que se esconde alguien que, a pesar de las investigaciones de despiadados periodistas italianos, no se sabe con certeza quién es.
La amistad femenina es un mundo repleto de contradicciones, y Ferrante lo refleja de una forma magistral
Sin embargo, cualquiera que lea a Elena Ferrante tiene claro, desde el principio, que quien escribe es una mujer. Solo siéndolo se puede reflejar con tanta sensatez, sinceridad y brillantez el universo femenino, tanto el propio como el de las relaciones que mantenemos entre nosotras. Porque a menudo la amistad femenina es un mundo repleto de contradicciones: amor, orgullo, compasión, comprensión... pero también rivalidad, envidia, enfado o rabia.
Mezclarlo todo y conseguir reflejarlo en un libro solo puede hacerlo una mujer. Y Elena Ferrante lo hace de una forma magistral, porque no le cuesta, no lo enrevesa. Simplemente lo cuenta. Y lo hace de manera sencilla y directa.
Una fotografía histórica y social
La amiga estupenda es una novela de personajes. No solo de las dos protagonistas, sino de todos los que terminan conformando la saga para convertirla en un todo perfecto que sirve como fotografía histórica y social de la segunda mitad del siglo XX.
Y lo mejor de la crónica que construye Ferrante es que traspasa fronteras: parte de la particularidad de un barrio para pasar luego a una ciudad, después a un país y finalmente a un continente. Al lector español no le costará sentirse identificado con ese espíritu de supervivencia al que atufaban los barrios obreros de los cincuenta en el sur de Europa, con esa lucha de la clase obrera por revelarse contra el destino heredado generación tras generación. Eso a veces se conseguía y otras no, y eso también lo noveliza la autora.
Los personajes acaban conformando un todo perfecto que sirve como fotografía histórica y social de la segunda mitad del siglo XX
Quizás por eso no son pocos los que la han comparado con el mejor Juan Marsé. Pero también es la mejor Elsa Morante, la mejor Natalia Ginzburg y la mejor Alba de Céspedes. Incluso, para mí, tiene un poquito de Gabriel García Márquez. Creo que porque es capaz de trasmitir ese pequeño rayo de luz que siempre se termina colando entre los escombros y ese punto cómico que tiene la tragedia.
Lean La amiga estupenda. Y no solo para disfrutar aún más de la serie (cuya última temporada, por cierto, acaba de estrenarse), también para entender por qué ha sido elegida la mejor novela del siglo XXI por The New York Times, habiéndola votado hasta 504 escritores, críticos, poetas, lectores...
Pero, sobre todo, léanla porque se estarán haciendo un regalo. Cuando lo hagan, Elena Ferrante, sea quien sea, se convertirá en su escritora favorita.