Ana Rodríguez Fischer
Editorial: Siruela
Año de publicación original: 2025
Hace treinta años que Ana Rodríguez Fischer plasmó a Maruja Mallo en sus Objetos extraviados. Alejada del estudio formal, a medio camino entre novela y biografía, aquel libro contó con un reconocimiento inmediato por parte de una crítica que se entregó por completo al retrato de la pintora.
Dos décadas más tarde, cuando se cumplen 30 años de su fallecimiento, tenemos la fortuna de que la escritora haya decidido entrar de nuevo en esta historia, reescribiendo, ampliando y brindándole a una nueva generación la historia de Maruja Mallo.
'Notre Dame de la Alegría' es una versión actualizada de 'Objetivos extraviados', libro publicado en 1995
Notre Dame de la Alegríallega editado por Siruela, en una edición a la que se le añade la reescritura de pasajes y capítulos al completo, además de textos que no aparecieron en el original. Es el caso de las palabras que Enrique Vila-Matas le dedicó en un artículo que publicó a su muerte, en 1994 y ahora incluido en la presente versión.
Un libro que pone en palabras mucho más que la vida de la autora, haciendo literatura y justicia al mismo tiempo. Todo sea por restarle anonimato a una figura esencial para entender la España que podríamos haber tenido y que nunca nos dejaron ser.
Notre Dame del Aleluya
Fischer no ordena su relato en la linealidad. Se detiene en momentos concretos y viaja constantemente de atrás hacia adelante. Desde su Viveiro natal hasta el geriátrico donde pasó sus últimos años. El único orden al que atiende su vida es el de su mirada. Esta se compone y detiene en las verbenas que visitaba con su madre, en las mismas que formarían parte de sus primeras pinturas. Pero, sobre todo, el relato explota y regresa una y otra vez a los años de la Residencia de Estudiantes.
Este libro pone en palabras mucho más que la vida de la autora, haciendo literatura y justicia al mismo tiempo
Con su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando pasó a formar parte de una Generación del 27 de la que, a su vez, se convertiría en su pintora por excelencia. Un grupo que incluyó en aquellos años lo mejor de las letras, las artes y el pensamiento, del sueño breve de una España que se dirigía "hacia Occidente" por primera vez, como ella misma explicaría muchos años más tarde, cuando los nubarrones que aplacaron ese sueño se retiraban lentamente.
Precisamente fue Revista de Occidente la encargada de brindarle su primera exposición, primera y única en la revista que dirigía Ortega y Gasset. Aquellos años fueron de fascinación. Gasset no podía creer el talento de "aquella adolescente", sin saber el filósofo que la Mallo se quitaba años para aumentar el hechizo. Algo debía de intuir Ramón Gómez de la Serna del talante de aquella "brujita joven" como tuvo a bien bautizarla.
Incluso Dalí, compañero de juergas en sus años de juventud en Madrid, cayó en su embrujo. El genio de Figueras, también pintor surrealista como ella, tenía una relación compleja con la Mallo, mezcla de fascinación y rivalidad, aunque su popularidad terminó eclipsando a la gallega. Eso sí, cuando hablaba de ella, la tildaba de "mitad ángel y mitad marisco".
Sinsombrerismo
En plenos años 20, Margarita Manso y Maruja Mallo decidieron desechar su sombrero durante un paseo por la calle Alcalá, que habría de culminar con las pedradas e insultos de quienes pasaban por la Puerta del Sol. Las Sinsombrero habrían de convertirse en los años siguientes en un signo de una juventud vanguardista, española y avocada a la desaparición, sepultadas por el fascismo que ya empezaba a abrir la boca para soltar su rebuzno de muerte sobre España.
El sinsombrerismo se convirtió en un movimiento telúrico que no habría de tener réplicas hasta muchos años más tarde, ya considerado como feminismo. A principios de los años 90, Ana Rodríguez Fischer terminaba su tesis doctoral sobre Rosa Chacel. La autora de Barrio de Maravillas fue quien le sugirió a Fischer que se centrase en la figura de Mallo después, instándola incluso a visitarla en el geriátrico donde languidecía. Pero no lo hizo y pintora y biógrafa nunca llegaron a cruzarse.
Nuestra Dama de la Alegría
Aquel soplo sinsombrerista, sin embargo, tuvo su efecto y años más tarde apareció Objetos extraviados, procurándole a su autora un Premio Femenino Lumen en 1995. A través de Fischer, Maruja Mallo o la propia autora, nunca lo llegamos a saber, incurren en la metonimia de convertir la obra en vida y viceversa.
Hoy podemos tener la tranquilidad de que al menos la mirada de Mallo seguirá viva unas décadas más gracias a a esta novela
Olvidadas durante décadas por la historia del arte, mal llamadas musas por los críticos y la historia, este libro pone de manifiesto el talento y la influencia que Mallo tuvo en las vidas de quienes tuvieron el placer de que la pintora las colorease. Desde su arte hasta su mera presencia, siempre radical y transformadora en una España incapaz.
Si a finales de los años 70, Paloma Chamorro se disculpaba durante un programa especial dedicado a la pintora, por "lo desaparecido y disperso" de su obra. Hoy podemos tener la tranquilidad de que al menos la mirada de Mallo seguirá viva unas décadas más gracias a los esfuerzos de este Notre Dame de la Alegría, que nos brinda otro soplo de sinsombrerismo para los años que aún están por venir.
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